En un foro que se realizó en la ciudad de Sochi, en Rusia, donde se hallaban representados más de cincuenta países, en torno a los problemas políticos y sociales de la actualidad, Vladimir Putin planteó el agotamiento del capitalismo.
La presencia del gobernante ruso en la finalización del evento marcó la visión que se tiene de los diversos sucesos que acaecen en el mundo y en Europa. Putin señalo que “todo el mundo dice que el modelo de capitalismo existente -que hoy es la base de la estructura social en la inmensa mayoría de los países- se ha agotado. Dentro de su marco, ya no hay forma de salir de una maraña de contradicciones cada vez más enredadas”. Sobre esto, argumentó que el capitalismo ha llegado a sus límites, y se ve como en todos los lugares del mundo, incluyendo en los lugares con más riqueza, se ve un deterioro en la distribución económica, lo que solo lleva a más desigualdad en los países.
Como se observa en nuestro país, también, cuando les va bien la burguesía esgrimen que se requiere más libertad para desarrollar la economía y que el Estado no intervenga, pero cuando les va mal quieren que les ayuden específicamente, como quedó claro en la pandemia. Putin, afirma lo mismo, pues lo ha visto de primera mano en su nación.
Sobre la manera en que se puede pasar a otro tipo de sistema, lo ve complicado, pues la historia política lo ha hecho hasta hoy día basada en guerras. Aún así cifra sus esperanzas en la creación de algo nuevo en una transición no vista anteriormente. Como ejemplo y experiencia de países que han podido equilibrar el mercado y el poder del Estado, llamó a mirar a China, donde el mercado funciona, pero liderado por el Partido Comunista de China, según señaló.
Como se puede ver, la noción que el capitalismo era la única vía posible para mantener las economías y los sistemas democráticos ha entrado en una época de escepticismo. Parece ser que ya nadie recuerda a agoreros que marcaban el “fin de la historia”, donde el capitalismo seguiría por centurias por delante guiando el devenir humano.
La pregunta es si un sistema en que el capital coexiste con una mayor centralización y planificación estatal, como al que alude Putin en su referencia a China, pueda ser la “transición” deseada. Todo indica, más bien, que la gravedad de la crisis del capital exige soluciones más urgentes y de raíz.