Negro Matapacos en Plaza Dignidad

En un acto de justicia popular, sin mediar trámite burocrático alguno, el pueblo ha puesto al negro Matapacos en el lugar del general cuyo nombre ni siquiera recordamos.

Un pueblo movilizado no olvida sus símbolos. Los retiene, los conserva, los custodia del enemigo. Y los coloca en el lugar que la voluntad popular les reconoce. Arriba, como un héroe.

A quienes pueda parecerles insignificante o meramente anecdótico, que una figura de un perro reemplace a la figura de un general no han entendido de qué va todo esto. Pero a los hombres y mujeres que hoy estarán en las calles, la figura emblemática del Matapacos, envuelto en un halo de leyenda, con su pañuelo rojo al cuello, es un recuerdo inolvidable, un emblema de luchas pasadas y un estandarte de las que han de venir.