Silvio Rodríguez consiguió reunir a más de 8000 personas en su concierto en el WiZink Center en Madrid. El segundo, para ser exactos. Previamente, el trovador actuó en la clausura de la jornada del centenario del Partido Comunista de España en la ciudad madrileña de Rivas Vaciamadrid. Y eso, a pesar del llamado en internet de algunos, a boicotear el espectáculo.
Pero Silvio es más que poesía y música para muchos. Es la coherencia, la necedad de vivir sin tener precio, como dice su famosa canción, que se transformara en el himno de toda una generación cuando el imperio pagaba intelectuales que discurseaban sobre el fin de la historia, y el capitalismo «for ever».
Al finalizar el evento, Rodríguez expresó: «Hace unos días murió un cantor chileno extraordinario, Patricio Manns, […] un gran amigo, un gran amigo, si yo me supiera una canción de él, la cantaba ahora, pero como no me la sé, voy a cantar una que yo sé que a él le gustaba», y comenzaron a escucharse los acordes de «Playa Girón».
El músico anunció días atrás que lo recaudado en ambos conciertos será destinado a Medicuba-España para la compra de medicamentos.
Esta Organización No Gubernamental conforma, junto a otras 53 entidades solidarias, el Movimiento Estatal de Solidaridad con Cuba, de reciente creación.
Algunos medios recogieron que afuera del WiZink Center hubo un centenar de personas, manifestándose en contra del trovador, con pancartas que hacía alusión a la campaña que orquestara el Imperio a través de las redes sociales.
Lo cierto es que frente a esa insignificancia, miles y miles de hombres y mujeres, corearán sus canciones, anoche, esta noche y todas las noches que vengan mientras permanezca de pie, como faro de la humanidad, la isla de Cuba.