El 6 de marzo de 2020, Gabriel Arias resultó gravemente herido producto del disparo del arma de servicio de un policía motorizado, el sargento de carabineros Víctor Andrés Torres Aguayo. Desde este domingo sabemos que el condenado cumplirá pena en libertad y sin perder su cargo. Un premio a la transgresión de los protocolos, justo cuando se ha publicado en el Diario Oficial el nuevo protocolo de Carabineros.
“Sinceramente, me gustaría que se enjuiciara al autor del disparo proporcionalmente a sus actos...”. Las palabras son de Gabriel Arias, la víctima. Expresaban sus anhelos de encontrar justicia. Hará un año atrás.
Desde este domingo, por sentencia del Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de Concepción se encontró culpable al sargento de carabineros Víctor Andrés Torres Aguayo, pero a pesar de haberse establecido que no existió una justificación proporcional para el disparo efectuado, con fallo unánime dictaminó que no habrá suspensión de cargo para Víctor Torres, y además decretó remisión condicional de la pena. En definitiva, los anhelos de justicia de Gabriel no serán satisfechos.
“Con esa condena no pierde la pega, no pierde el arma, no pierde nada, es impunidad total.” dijo Gabriel. Por su parte, Carolina Alvear, del INDH en el Biobío y querellante en el caso, señaló qué las medidas que tomarán con respecto al fallo, están “en proceso de revisión y de momento no se ha adoptado alguna decisión en relación a un posible recurso“.
Recordemos que Gabriel Arias fue herido un 6 de marzo de 2020, en el marco de las protestas por No Más Sename en Concepción. Durante esas manifestaciones, un motorista de Carabineros utilizando su arma de servicio le disparó, luego de que este le hubiese propinado un empujón que lo botó de su motocicleta. Tras el disparo, Arias resultó con una fractura expuesta en una de sus piernas, quedando con la tibia astillada. Una vez auxiliado por algunos transeúntes que se encontraban en el lugar, fue estabilizado con un torniquete y llevado al Hospital Regional Guillermo Grant Benavente.
Según Arias relató en su oportunidad: “caigo, pido un torniquete para la herida y luego me suben a una camioneta particular, la cual después de andar sólo una cuadra es interceptada por un gran contingente de Carabineros, quienes me bajan. Cuando me estaba arrastrando para ir a Urgencias me detienen, me apuntalan un poco las costillas y me golpean un rato, me ponen las esposas y reciben la orden de subirme al retén. Desde ahí llego a Urgencias en calidad de detenido”
El caso de Gabriel Arias es emblemático si queremos hablar de violación de protocolos policiales. Y la difusión del resultado de este juicio circunstancialmente ocurre un día antes de que se publicara en el Diario Oficial el nuevo protocolo de carabineros para control del orden público, el que se ha publicitado como moderno y respetuoso de estándares internacionales.
Al respecto el jefe nacional de Orden y Seguridad de la policía uniformada general Esteban Díaz manifestó que la “actualización también obedece a los más modernos estándares internacionales de Derechos Humanos respecto al mantenimiento del orden público; abordando no sólo el restablecimiento de éste, sino que incorporando una mirada preventiva y de resguardo para la realización de manifestaciones pacíficas. Justamente, otro aspecto muy relevante es que se plantea una distinción entre lo que es una manifestación, la que siempre debe ser pacífica y sin armas, eliminándose el concepto de manifestación ilícita, agresiva o violenta, ya que si hay actos de violencia deja de inmediato de ser una manifestación y se convierten en acciones ilícitas”.
El papel aguanta todo, dice el dicho popular. Así que habrá que ver en la práctica, cómo les va a los 600 carabineros “capacitados” como Agentes de Diálogo, los que tendrán la misión de interactuar con los líderes o personas más representativas del evento, con el propósito de coordinar medidas de seguridad y rutas para el buen desarrollo del mismo, según establece el protocolo recién publicado.