Los secundarios en “La noche de los lápices”

No se ha narrado lo suficiente, ni ha sido olvidado. Hoy se cumplen 45 años del asesinato criminal de 10 jóvenes, la mayoría menores de edad, en la ciudad de la Plata, Argentina en lo que se conoció como “la noche de los lápices”.

El 16 de septiembre se celebra en ese país el día de los Derechos del Estudiante Secundario. Este 16 de septiembre, recuerda nuevamente uno de los pasaje más oscuros y bestiales de lo que fue la represión militar. Los estudiantes secundarios habían luchado por un boleto estudiantil. Fueron detenidos, torturados y hechos desaparecer por la dictadura militar argentina.

No podemos decir que fue el fondo del horror, porque acá, como allá, no hubo fondo, ni límite para aplicar el terrorismo desde el Estado contra los pueblos. En eso, también somos pueblos hermanos. En Chile las cifras oficiales dicen que 307 niños y jóvenes menores de 21 años fueron detenidos y luego desaparecidos

Un boleto estudiantil

El boleto estudiantil secundario, que daba un descuento a los jóvenes en el trasporte público, había sido el logro de una movilización estudiantil un año antes, en septiembre de 1975.  Un año después, el pueblo argentina ya vivía el horror de la dictadura de los militares.


Los jóvenes tenían entre 16 y 19 años y pertenecían a la Unión de Estudiantes Secundarios (UES) que había sido organizada por sectores de la izquierda del peronismo y por la Juventud Guevarista, perteneciente al Partido Revolucionario de los Trabajadores, PRT. Para los represores, eran parte de «un potencial semillero subversivo». Previamente identificados, bajo las órdenes del jefe de la policía de Buenos Aires, Ramón Camps, efectivos del Batallón 601 del ejército y de la policía, pusieron en marcha el 16 de septiembre uno operativo y fueron por ellos. Años después se supo que el operativo se llamaba “La noche de los lápices”.

Tras una semana de torturas, los jóvenes fueron distribuidos en distintos centros de reclusión. Sólo sobrevivieron Gustavo Calotti, Pablo Díaz, Patricia Miranda y Emilce Moler. De Claudio De Acha, María Clara Ciocchini, María Claudia Falcone, Francisco López Muntaner, Daniel Racero y Horacio Úngaro, aún se desconoce el paradero. Se presume que fueron fusilados en enero de 1977.

Pablo Díaz testificó contra Camps en 1985 en lo que se conoció como el Juicio a las Juntas, recién entonces el país se enteró de lo sucedido esa noche con los secundarios.  Camps fue condenado a 25 años de reclusión por 73 casos de tormento y asesinato, aunque fue acusado por 214 secuestros y 47 desapariciones. En 1990, Carlos Saúl Menem indultó a todos los responsables de crímenes de lesa humanidad. Camps murió libre.

No hay perdón ni olvido.