Nuevamente cerca de las 18 hrs. la Plaza Dignidad comenzó a poblarse  por familiares y amigos de los presos políticos. Nuevamente llegó un contingente desmedido, con su desmedida cantidad de carros lanza aguas que tiraban desmedidamente y sin justificación contra quién quisieran, desmedidamente.

Se llevaron, brutalmente como siempre, detenidos a jóvenes que no estaban haciendo nada más que “ejerciendo el derecho a la legítima protesta pacífica” como tanto le gusta decir a las autoridades.

También reportaron que les echaron la caballería encima -literalmente- a peatones y manifestantes. Atacaron a reporteros con gas pimienta y detuvieron y partearon a un carro de paramédicos que circunda el lugar para socorrer a quien los necesite.

Estarán picaos. No solo porque no dan el ancho – o más bien, tienen mucho ancho-  para competir con los musculosos de la serie española “Antimotines”, sino que además últimamente los colegas los dejan mal parados. No esos que arrancan por los techos, no! Lo más recientes, esos que piden plata en la calle, de a 10 luquitas por parte. En la próxima los  veremos “vendiendo mota” en las esquinas. ¡Flor de policías!