Cuarto retiro: derrota táctica para el gobierno

Fracasó el intento del gobierno de forzar una votación del cuarto retiro de los fondos de pensiones durante esta semana. El cálculo de Piñera es que, mientras más cerca de las elecciones, menos posibilidades tiene de disciplinar a los parlamentarios de derecha. Bueno, como siempre, el plan no funcionó.

¡Ya ha pasado tres veces! Alguien diría que ya han aprendido. Pero no. Dale con lo mismo. Primero Piñera lanzó a su suche, el candidato presidencial Sebastián Sichel, para que amenazara a los diputados derechistas que votarían a favor del retiro de que no se tomaría una foto con ellos si persisten en su empeño. Pocos le respondieron en público, pero sí contestaron, por los canales internos, con una contrapregunta: “Y voh’ ¿quién soi’?”

Después, Katherine Martorell, ex subsecretaria de… “prevención del delito”, fue instalada por el propio Piñera en el comando de Sichel. Más control, se entiende. Y la buena de la Kathy se lanzó en contra de la diputada RN, Paulina Núñez, antigua aliada de Desbordes, enemigo de Piñera dentro de la derecha, y súper-aliada de Cristián Monckeberg (son pareja), cabeza de la mayor facción interna de RN, derrotada, como sabemos, en la operación de Piñera para golpear a RN y la UDI, instalando a Sichel de candidato.

Kathy le escribió, por los canales internos –un grupo de whatsapp donde están todos, todos- a Paulina. Y el dijo “tú ya no formas parte de nuestro proyecto político”, por la intención de Núñez de votar a favor del retiro. El reproche era un poco too much: no tomó en cuenta que la propia Núñez, justo, no había asistido a la votación en general, en la comisión de Constitución, para evitarle una temprana derrota política al gobierno. Además, coincidió con la pelea de los cupos parlamentarios, en que la directiva había hecho una purga de la facción de Desbordes-Núñez-Monckeberg-etc. El “y voh’, qué te creí’” dirigido a la ambiciosa vocera fue tan resonante que no hizo falta transmitirlo por los canales internos.

Es suma, en vez de reducir el riesgo de una nueva derrota, el gobierno lo incrementó con sus provocaciones. Varios diputados derechistas que se habían mantenido “en reflexión”, ahora anuncian abiertamente que apoyarán el cuarto retiro.

Piñera, que se había mantenido en un segundo plano, ya que tiene a esos brillantes colaboradores, decidió intervenir personalmente. Eso siempre tiene buenos resultados, se dijo. Mientras estaba en Francia, almorzando con Macron, lanzó una “reforma de pensiones” más trucha que él mismo. El aumento a las jubilaciones es risible, la fuente de financiamiento -eliminación de exenciones- puro cuento. Curiosamente, ninguno de los guardianes de la estabilidad fiscal tuvo algo que decir al respecto. Y cómo eso -el aumento del pilar solidario- va a servir para contrarrestar el cuarto retiro, es un verdadero misterio.

Pero los hombres de Piñera tenían otra carta bajo la manga. Varios ministros están rondando en Congreso, contactando a los diputados derechistas y presionando para que no apoyen el nuevo 10%. Según ellos, les estaba yendo bien. Había sólo un problema: había que actuar luego, antes del 18, para que la reacción de la opinión pública pudiera disiparse.

Los ministros Ossa y Escobar apretaron al presidente de la Cámara de Diputados, Diego Paulsen, para que lo pusiera en tabla lo antes posible, este jueves, si se podía. No importaba que los proyectos de retiro aún seguían en comisión. Era ahora o nunca. ¡Audacia, hombre, audacia!

Pero esa audacia le duró poco a Paulsen. En la reunión de comités le hicieron ver que eso no se podía hacer, nomás. Hay procedimientos, normas, reglas. Y, además, si se cumplía el plan del gobierno, iban tener que quedarse el jueves hasta tarde. Justo antes del 18, perdón, de la “semana distrital”. No, no se puede. Ya tenemos los pasajes.

Paulsen tuvo que informar a sus mandantes que la movida no había resultado.

Una vez más.