Con los restos que le quedan, Bolsonaro salió a la calle en un intento desesperado por mostrar fuerza. Lula sube en las encuestas. La reacción da sus últimos aleteos, Jair está casi solo.
Aprovechó el día de la independencia para sacar a sus secuaces a golpear las mesa. Son los últimos aleteos de un fascista antes de la caída final. “Quiero decirle a los canallas que yo nunca seré preso”, gritó el evangélico desde los alto de un camión con parlantes, instalado en la Avenida Paulista en Sao Pablo. “Quiero decirle a aquellos que quieren verme inelegible, allá en Brasilia, que sólo Dios me saca”.
Ante la estrepitosa alza en la desaprobación a su gestión -del 39% en febrero al 50% en junio- ahora está en una batalla frontal contra el Supremo Tribunal Federal, por las investigaciones en su contra, alguna de ellas por corrupción y las más recientes, por difundir informaciones falsas respecto de la legalidad de las elecciones de 2018.
Las fake news no le salieron gratis a Bolsonaro. El juez Alexandre de Moraes ordenó recientemente una serie de detenciones de sus partidarios por financiar, organizar o incitar a la violencia o difundir información falsa. Bolsonaro ha solicitado al Senado que impugne las decisión de Moraes.
“No podemos aceptar más prisiones políticas en nuestro Brasil. O el jefe de ese poder encuadra a los suyos o ese poder puede sufrir aquello que nosotros no queremos…No queremos una ruptura. No queremos pelearnos con ningún poder. Pero no podemos permitir que una persona coloque en riesgo nuestra libertad”, agregó.
La izquierda venía alertando de un intento golpista y el desenfadado discurso de hoy, al compás del sonido de los tanques de guerra, Bolsonaro ha lanzado sus amenazas directamente contra Moraes.
La respuesta no se hizo esperar y vino de la Corte. “En este 7 de septiembre conmemoramos nuestra independencia, la que garantizó nuestra libertad y la que solo se fortalece con un absoluto respeto de la democracia”, respondió el propio Moraes.
La convocatoria de la reacción se hizo efectiva en Brasilia y Sao Pablo y Jair, sobrevoló en helicóptero la cuantía de su apoyo. Pero también en distintos puntos del país se realizaron manifestaciones en su contra.
“La única respuesta a esto la pueden dar las masas en las calles. No serán estas instituciones, que fueron parte del juicio político, las que detendrán esto. Será la gente en las calles”, dijo uno de los manifestantes contra Bolsonaro.
La marcha en Sao Pablo estuvo protegida por unos 5 mil policías. “Nuestra bandera nunca será roja” gritaban furiosos los asistentes, en alusión a la creciente y sostenida popularidad de Lula para las elecciones del próximo año.
Según los últimos sondeos, en el noreste de Brasil, bastión de Lula, el expresidente aventaja sustancialmente a Jair en los sondeos para las elecciones presidenciales de 2022 con un 69% de la intención de voto y contra los 26% del ex militar.