Manuel Montenegro: “La dignidad de la clase trabajadora no la podrán encarcelar”

Manuel Montenegro Urra. 43 años. Trabajador de la comuna de Renaico, localidad de la Novena región a 20 km de Angol. Padre de dos hijos y abuelo de dos nietos. Actualmente lleva cumpliendo una condena de 5 años en el penal de máxima seguridad de Llancahue, Valdivia, región de los Ríos. Y a la espera de 17 años por otra causa en la ciudad de Talca. Al momento de ser detenido era dirigente nacional del sindicato interempresas nacional, agrícolas, montaje industrial y obras civiles (SINAMOC Chile).

Manuel ha sufrido en carne propia la represión y el castigo del régimen por ser digno y no doblegar sus principios de clase. Esto también ha alcanzado a su familia. Su hijo, un adolescente menor de edad de 17 años, también fue encarcelado y maltratado en las cárceles del SENAME. Este cumplió condena tras ser involucrado en un montaje policial durante el levantamiento popular. Sufrió una serie de gravísimos vejámenes presiones y torturas durante su paso por las dependencias de dicha institución. Hoy a pesar de encontrarse en libertad y sin cargos en su contra sigue siendo castigado, amedrentado y perseguido por agentes policiales.

Manuel, por su parte, lleva dos años y medio en la cárcel de una condena total de 5 años en el penal de máxima seguridad de Llancahue, Valdivia. Y está a la espera de 17 años por otra causa en la ciudad de Talca.

Al momento de ser detenido y condenado era dirigente nacional del sindicato interempresas , agrícolas, montajes industriales y obras civiles (SINAMOC Chile). Fue acusado de innumerables delitos contra los patrones: secuestro, robos, robos con amenazas, daños gravosos, daños simples, amenazas de muerte, lesiones menos graves, atentados explosivos. Esto tiene directa relación con una acción de sabotaje que lideró en la paralización en una construcción de dos obras del Estado, que incluyó la construcción de la nueva cárcel de Talca. En este caso las pruebas no eran necesarias, el juicio político del régimen estaba dictaminado. Lo que se escondía era un montaje para amedrentar a los trabajadores. «Se les cayeron los montajes de todo lo que fui acusado y terminan condenándome por oposición y paralización de una obra del Estado de la empresa española Acciona, con intereses del hermano del ex ministro Andrés Chadwick Piñera, primo del actual presidente de Chile

Su paso por las mazmorras del Estado, como él bien dice, no han podido quebrarle a pesar de negarle el ingreso de encomiendas de parte de familia y amigos, atención médica, comidas, el ingreso de ropa de cama y personal, no puede ingresar herramientas y material para trabajar. Ha sufrido torturas físicas y psicológicas. Esto incluye, además, hostigamiento permanente y la negación de ser trasladado a una cárcel cercana a su familia. Aun así, su convicción no se tambalea y tiene palabras que expresan el coraje de nuestra clase “A los familiares de los presos políticos y combatientes caídos en combate y secuestrado antes del estallido y después del estallido, les digo que nuestra lucha no será en vano. Hoy luchamos con mucho honor para que cada uno jamás este olvidado, sus nombres estarán presente en cada lucha porque a un combatiente caído en combate, nuestro pueblo lo honra siempre. Ustedes los familiares deben seguir luchando por la memoria de sus caídos, mutilados violados, asesinados y secuestrados. Honor y gloria para todos y todas»  – Y prosigue- «Le hablo a todos, al pueblo chileno y también al pueblo nación mapuche. Desde las mazmorras en que el Estado me mantiene en cautiverio, me dirijo a ustedes para abrazarlos. Enviarles un abrazo revolucionario, combativo y rebelde. Espero que estas palabras lleguen a cada uno de ustedes. Desde acá los insto a que sigan luchando. En cada trinchera, día a día con más fuerza, con más rebeldía revolucionaria, tanto a los compañeros como las compañeras. Para mi clase obrera y trabajadora, secuestrado por luchar, les pido que se sigan uniendo como clase. Juntos es seguro que podremos derrotar al capitalismo. Día a día lo estamos demostrando. No soltemos las calles. Salgamos a las calles con más rebeldía, con más fuerza, con más ímpetu. Recordar que estamos pavimentando el camino para nuestros hijos y nietos. Es una tarea inmensa. Los que estamos presos, estamos pagando con dignidad este secuestro, pero desde acá cada lucha que dan nos alimenta y quisiéramos estar con ustedes. Pero algún día podremos abrazarnos compañeros y compañeras. Para salir se debe seguir luchando.  Jamás nos doblarán las rodillas y espero que nadie se doblegue. Honor y gloria para todos los que luchan. Le pido a toda la clase trabajadora, trabajadores agrícolas, trabajadoras portuarias, toda la clase unida podrá cortar las cadenas. Los presos políticos tenemos dignidad de clase. En mi labor sindical como dirigente trataron de corromperme, con dinero, con puestos políticos. Jamás lo acepte. Mi dignidad y el respeto por mi clase ha sido lo más valorable. Les repito y me despido desde las mazmorras pidiendo a los trabajadores que se unan y que sigan luchando para derrotar al capitalismo a los políticos corruptos. Juntos somos invencibles. Les envío un abrazo fraterno y revolucionario». Esas son las palabras de Manuel Montenegro, dirigente sindical de Sinamoc y preso político del Estado de Chile.

Manuel es parte de ese contingente de hombres y mujeres con objetivos claros y cuya disposición de lucha, refleja uno de los pilares de la lucha obrera en Chile “La confianza en el pueblo”. Esa confianza que alimentó por años y fortaleció el poder del pueblo expresado en el levantamiento popular. Mientras algunos interesados miran con estupor al pueblo y tratan de categorizarlo, otros se definen y luchan. Mientras algunos establecen condiciones, etapas y reglamentos, el pueblo se lanza sobre sus enemigos. Mientras el cálculo de una ventaja, es pan de cada día entre los negociadores, mediadores y mansos, el pueblo tiene hombres y mujeres que se forman en sus propias demandas, se unen y combaten. Ese pueblo es al que pertenece Manuel, un pueblo con poder para cambiarlo todo.