La batalla por el cuarto retiro

Mucho han hablado los tecnócratas del gobierno contra el retiro del dinero de los fondos de pensiones, su intención es seguir reproduciendo el sistema y que no cambie nada. Al otro lado está el pueblo, con sus carencias y necesidades, están los que hacen andar la máquina productora del país, esos son los que en estos momentos necesitan dinero.

Se ha formada una santa alianza de tecnócratas, políticos y empresarios en contra de un cuarto retiro de los fondos de pensiones. Quieren mantener el sistema. Al otro lado, está el pueblo trabajador, con sus carencias y necesidades, están los que hacen andar la máquina productora del país. Y ese pueblo quiere recuperar lo que es suyo.

El gobierno, los partidos políticos del régimen, los empresarios y los muchos, muchos, economistas se han unido para satanizar el cuarto retiro de fondos de las AFP. Según ellos, en realidad, nadie lo necesita; los pobres no lo recibirían; sólo los ricos sacarían el dinero para invertirlo; dañaría a la economía; etc.

A la hora de proteger sus intereses, se alían y utilizan todos los medios de comunicación para ampliar la resonancia de sus voces. Recurren a los “expertos”, a los candidatos presidenciales, compran a parlamentarios para alinearlos en una postura de rechazo al retiro.

Pero, aun así, no son capaces de llegar a las personas con un argumento real. Todo esto lo han dicho antes y no ocurrió ningún colapso, ni se cayó el mundo.

Ese el problema de los tecnócratas, cuando se descuidan. Sostienen que poseen un conocimiento superior e inaccesible. Cuando ese edificio se desploma, sin embargo, quedan como los vendedores de humo que son.

El pueblo quiere un nuevo retiro de los fondos de las AFP, porque se plantea expectativas sobre el futuro. Algunos quieren invertir en un pequeño negocio propio, otros piensan en viajar para juntarse con la familia, muchos tienen infinitas urgencias: medicamentos para algún familiar, una deuda apremiante y, simplemente, la necesidad de que el dinero para el mes no se acabe antes de la quincena.

Las personas realizan un razonamiento que ningún keynesiano, ningún monetarista, ningún neo-clásico, ningún public policy expert, ha podido refutar. Si las pensiones que se van a recibir en el futuro van a ser una miseria de cualquier modo, con o sin retiro, es mejor tener el dinero hoy y hacer algo útil con él.

A los ricos les cuesta entender que, si uno tiene dinero, no quiere guardarlo para tener más y más. La vida, para los trabajadores, no es tan larga, ni tan bonita. Por eso, se debe vivirla lo más plenamente posible con los hijos. Cuando los ingresos mensuales son de muchos millones, sin trabajar, como es el caso de empresarios, políticos y demás, no son un logro la compra de un televisor, de un vehículo, un viaje, arreglarse los dientes, pagarse una enfermedad, vestirse un poco mejor, gastar en arreglar la casa.

Para la clase trabajadora, el dinero, escaso, que obtienen por su trabajo tiene un objeto siempre necesario: las necesidades básicas, el ahorro para el futuro, el esparcimiento; todo eso, a los trabajadores, que han conseguido ese dinero con su esfuerzo, les parece que es un uso necesario de los recursos.

Los ricos, en cambio, tienen la opción, la libertad, de convertirlo en capital o en lujos, de menospreciarlo como algo frívolo o adorarlo como a un dios.

De esa contraposición surge un constante castigo que la burguesía, sobre todo la nuestra, aplica al pueblo.

Si no queremos trabajar por migajas, somos flojos. Si tenemos dinero, somos unos derrochadores, culpables de la inflación. Si protestamos, somos delincuentes. Si no votamos por los que ellos eligen, somos ignorantes. Cuando le ganamos algo a la burguesía, atentamos contra la “democracia”.

Es el discurso que repiten una y otra vez. Quieren imponer sus ideas en la población, para que asuma ese mismo desprecio como propio.

El problema para ellos es que ahora se nota la sobreactuación, se huele la desesperación. Al fin y al cabo, es el ¡cuarto! retiro. Ya pasamos por esto tres veces antes y no pudieron impedirlo. Y, ya sabemos, cuando vean su fracaso, se juntarán para conceder el retiro y dirán que fue idea de ellos.

Lo importante aquí, independientemente de si el cuarto retiro va o no, es que el pueblo les ha ganado, los forzó a cumplir su voluntad e hizo una cosa inaudita: expropió a los expropiadores, recuperó lo que es suyo, en forma de una suma de dinero necesaria para vivir, mientras ellos perdieron el capital.

Eso es un golpe frontal a la burguesía, pues la debilita y pierde la fuerza política para dirigir. Y pone de relieve el poder de los trabajadores y su capacidad de decidir su destino, sin el régimen político, sin la burguesía, sin intermediarios interesados.

Alguien podría decir aquí: pura ganancia.