Hace 32 años, en plena dictadura militar, efectivos de la Armada asesinaban a un estudiante en la población 18 de septiembre, en el cerro Yungay, en Valparaíso. La saña y la destrucción provocada habla de la cobardía de los que actuaron, sentían miedo de un joven rodriguista, Marcelo Barrios.
Marcelo Esteban Barrios Andrade, nació en Santiago, pero vivió toda su vida en el austro chileno, Punta Arenas fue la tierra donde creció y estudió. En la enseñanza básica estuvo en la escuela Nº 15 del barrio Prat, y la media en el centro, primero en el colegio San José y luego en el Liceo de Hombres. En esos lares, el Partido Socialista y sus vertientes representaban mayoritariamente a la clase obrera, no fue raro que militara en uno de los sectores, la Dirección Nacional Colectiva, “los comandantes”. Postula a la universidad y entra a la Universidad de Playa Ancha, en Valparaíso, era el año 1987.
Marcelo es asesinado por marinos en 1989. Estos hicieron un operativo donde rodearon la vivienda en que se hallaba, Marcelo abre la puerta y lo matan, luego ponen cargas explosivas y lanzan granadas al interior de la casa, para asegurarse. Disparan 500 balas. La versión de la armada dirá que “un hombre salió de la casa gritando con un arma en la mano, la cual disparó” y abrieron fuego. No encontraron armas en su casa. Los marinos que lo asesinaron fueron: Jorge Figueroa Castro, sargento; Silverio Fierro Peña, cabo 2º; Óscar Aspé Aspé, cabo 1º; Luis Ceballos Guerrero, cabo 1º y el capitán de corbeta, Sergio Schiffelle Kirby, a cargo de la patrulla.
¿Por qué tanta saña contra un joven? Porque Marcelo una vez llegado a Valparaíso, se había unido al Frente Patriótico Manuel Rodríguez, como tantos jóvenes que venían de extracción proletaria, uno más se hermanaba para luchar contra la injusticia y proteger a su pueblo. Había llegado a un Valparaíso convulso, movilizado y allí mediante un trabajo persistente llegó a dirigir a los militantes del Frente. Los mandos de los marinos, debían castigar a quienes querían cambiar el rumbo del país, donde ellos eran dueños y señores, y el escarmiento debía ser feroz. Una vez detectado un militante del Frente, lo mataron.
Pero la muerte de un revolucionario, no es muerte cuando de los cerros de Valparaíso surge la resistencia y se multiplica, no es muerte cuando de los barrios obreros de Punta Arenas se unían a las filas del Frente jóvenes como él, no es muerte cuando su ejemplo resonaba en las movilizaciones, en las paredes y las calles pidiendo cambiarlo todo.
¿Quién era Marcelo Barrios? No era nadie y éramos todos. Era el hijo del obrero, el estudiante, el revolucionario, el que buscaba liberar a su pueblo de los ricos, de los explotadores, de los bastardos. Somos todos los que cambiaremos el futuro, va con nosotros y nos dice que ya estamos alcanzando el objetivo, que no desfallezcamos, porque vamos a vencer.