El día 20 de octubre, en pleno levantamiento popular, un militar profesional le disparaba a Carlos Astudillo por la espalda, con el propósito de matarlo, el nombre del cabo es Pedro Lavín Villalobos y pertenece a las fuerzas especiales del ejército.
Esa noche del 20 de octubre, Piñera justifica lo que sucedía en el país diciendo que “estamos en guerra”, Amnistía Internacional le deja claro que lo que hace es allanar el camino para la justificación de violaciones a los derechos humanos. Que fue lo que ocurrió.
Carlos Astudillo, vive en Colina, en el sector norte de Santiago, el 20 de octubre pasó casualmente por la plaza de Colina, donde había mucha gente manifestándose contra el gobierno, y se quedó. Allí estaban los milicos del Boe apuntando a las personas, porque tenían miedo, las personas como en muchos lugares le decían que estaban haciendo ahí, y a los pacos le gritaban insultos, estos lanzaron lacrimógenas y comenzaron a disparar perdigones a niños, jóvenes y ancianos. La gente se comenzó a enfrentar a los pacos, los milicos se envalentonaron y avanzaron disparando, como son valientes iban con los rostros tapados, sin insignias obligatorias de su brigada, ni sus nombres, para no ser reconocidos. En ese momento recibió el disparo por la espalda, y fue herido en su pierna por un disparo de fusil de guerra, un M4 panther, lo que hizo que quedara inconsciente. Los videos y las fotografías lo muestran tirado en el cemento y los milicos sin saber que hacer, lo mueven de un lugar a otro, pensando que está muerto, y viendo cómo zafar del lío, hasta que lo suben a una ambulancia que se lo llevó. Recién recobraría el conocimiento el día 21 en la clínica Las Condes, la familia lo trasladó en la ambulancia allí, si no hubiera muerto. La bala rompió el fémur y la arteria femoral. Por este motivo, tuvo que afrontar 16 operaciones y debe más de doscientos millones de pesos. Quedó inválido por el disparo.
El individuo que le disparo fue el cabo Pedro Lavín Villalobos, pertenece a la brigada de operaciones especiales Lautaro, por lo tanto, es un militar profesional, que disparo el fusil sabiendo el daño que haría. Las instalaciones de su cuartel se encuentran en Colina. Al igual que muchos milicos que salieron a reprimir al pueblo ese día, se vanagloriaban de llevar banderas chilenas en sus cascos y brazos, cuando lo único que hacían es proteger los intereses de los políticos, los empresarios y los ricos del país. Parecen que no saben que los que les pagan los humvees, sus uniformes mimetizados, sus banderitas y sus fusiles M4, son el pueblo al que reprimían y querían matar. Esto no debiera extrañarnos mucho de los milicos del boe, pues son los mismos que iban a Haití, como integrantes de las fuerzas de la ONU y se vanagloriaban de disparar por la espalda a haitianos que se manifestaban en contra de su presencia y del régimen de turno. El caso no avanzó mucho, porque la fiscal Marcela Paola Adasme Flores fue negligente y se querelló solo por lesiones graves, donde debió ser homicidio frustrado. El caso actualmente lo lleva la fiscalía centro norte. El cabo Lavín continua en el ejército.
La impunidad en muchos casos se debe a la casi nula búsqueda de justicia por quiénes deben hacerlo, los aparatos de la justicia del Estado, a su obediencia política al régimen y al énfasis en dejar en la impunidad los crímenes ejecutados por las fuerzas armadas y las policías. En el caso de Carlos Astudillo es notorio.