Joseph Biden llamó a Cuba “estado fallido” y descalificó su sistema de salud y de ciencia para enfrentar la pandemia. Los científicos cubanos respondieron a la invectiva con una carta. Al día de hoy más de 4.400 hombres y mujeres de ciencia la han firmado ya.
En medio de la operación político-mediática contra la isla, creada e impulsada por EE.UU., su presidente Joseph Biden en un evidente intento por atizar el fuego llamó a Cuba, un “estado fallido”, y fundó su afirmación en una supuesta incapacidad del gobierno cubano para enfrentar la pandemia por covid.
Para comprender mejor el impacto de estas declaraciones es bueno saber que el concepto de “estado fallido” fue usado por primera vez por los internacionalistas Herman y Ratner en la revista estadounidense Foreign Policy (1992-1993). Serían estados incapaces de proveer bienes públicos a su población y de mantener control institucional y social en el marco de su territorio. Por ende, encarnan una amenaza para sus ciudadanos, para Estados vecinos y para la comunidad y el orden internacional.
“Estado fallido” fue la calificación que dio Estados Unidos a Somalía para justificar su -fallida- “intervención humanitaria” en 1993.
Para Mayda Mauri, vicepresidenta primera de BioCubaFarma, la organización de biotecnología estatal cubana, “se trata de pronunciamientos completamente desinformados y que van dirigidos a desvirtuar la realidad de lo que está ocurriendo en nuestro país”. La directiva aseguró que abundan las informaciones y los datos para demostrar que es totalmente absurdo lo dicho por el mandatario de los Estados Unidos.
El 12 de agosto más de 600 personalidades firman una carta de científicos de Cuba en respuesta a las falaces declaraciones sobre el manejo de la pandemia de Covid-19 en la Isla.
En la misiva, fundadamente, los científicos cubanos echan por tierra los supuestos implícitos en las declaraciones de Biden. Destacan que la inmunización es parte del sistema de salud pública desde 1962, lo cual garantiza la vacunación gratuita y universal del pueblo, sin importar condición socioeconómica, política, religión, sexo o raza.
Gracias a ese derecho, los cubanos están protegidos contra 13 enfermedades potencialmente mortales, incluidas la difteria, el tétanos y la tosferina.
La carta agrega que, como resultado de las altas tasas de vacunación, en la isla no se ha reportado un solo caso de sarampión en las últimas décadas. Por el contrario, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades en sus siglas en inglés CDC confirmaron 1.282 casos de sarampión en los Estados Unidos en 2019, y solo el 74% de los niños recibieron todas las vacunas recomendadas por los CDC.
A ello se suma el proceso de inmunización en la isla contra la Covid-19 con propuestas vacunales propias, que ya recibieron el 25 por ciento de la población.
De acuerdo con el Ministerio de Salud Pública, fueron administradas más de 11 millones de dosis de los candidatos Soberana 02 y Soberana PLUS; así como de la vacuna Abdala, primera desarrollada en América Latina y el Caribe.
“Cuba mantiene colaboración estrecha sobre estos temas con la Organización Mundial de la Salud y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, y ninguno de estos organismos sugirió intervenir en la nación caribeña para administrar inmunógenos, como lo hizo el gobierno de Estados Unidos,” agrega la carta.
La carta a Biden llama a levantar las medidas coercitivas impuestas a Cuba por Washington y a una mayor colaboración entre estos países para enfrentar la pandemia.
Resulta paradójico que EE.UU., responsable de implementar y sostener contra Cuba un bloqueo económico de más de 60 años, que ha sido manifiestamente repudiado pueda lanzar afirmaciones de ese calibre, sin siquiera pestañear. Pero que guarde un silencio insólito frente a manejos contra el covid que lindan en la estupidez, como el que ha llevado adelante Bolsonaro en Brasil y que ya han cobrado más de 500.000 vidas.
Por lo pronto, cada día se suman nuevos suscriptores a la carta, tanto en la isla como en todo el mundo. El destinatario guarda silencio.