En una guerra relámpago, Blitzkrieg, el ejército talibán ha roto las defensas de las fuerzas gubernamentales y ha sobrepasado su ventaja en medios militares.
Los talibanes prepararon muy bien su ofensiva con los medios que disponen, que no son exorbitantes, como se aprecia en las imágenes que se han divulgado en la prensa. Aun así, se lanzaron al ataque y registraron las debilidades del enemigo, sobre todo en las ciudades más grandes, defendidas por tropas del ejército y fuerzas de seguridad, que no eran capaces de mantener una posición y retrocedían desordenadamente.
El apoyo aéreo y de inteligencia brindado por Estados Unidos se difuminó ante los ataques simultáneos de fuerzas relativamente pequeñas, luego de un breve período de asedio que sirvió para ablandar las defensas.
Hoy se encuentran a ochenta kilómetros de la capital, Kabul. Lograron capturar las ciudades más grandes sólo en dos días, Kandahar y Herat, y a medida que avanzan, la lucha por el resto del territorio se acelera. En muchos lados, capturan las ciudades sin que nadie oponga resistencia. Es patético ver como las fuerzas gubernamentales huyen hacia Kabul. No se sabe con exactitud si allí presentarán resistencia. Por mientras, las provincias más lejanas van cayendo una a una. Como sucedió en la provincia de Pakora, donde los eruditos y ancianos tribales instan a las fuerzas gubernamentales a no luchar, pues el gobierno ya no existe. Los jefes tribales, como el de Herat, el “león de Herat”, que juró defender la ciudad junto con el ejército, se pasó al bando talibán con todas sus tropas.
Frente a la ofensiva, el gobierno afgano trata de negociar con los talibanes un posible gobierno conjunto, pero muestra debilidad y lo más seguro es que ya no esté esa opción. Al mismo tiempo, y como una medida tardía y hasta casi fuera de lugar, el gobierno negociaba la compra de helicópteros con Rusia, los que llegarían demasiado tarde para salvarlos. Es más, no está claro que las fuerzas norteamericanas y británicas puedan llegar a asegurar el aeropuerto de Kabul, antes de que se inicie el sitio a la capital. Por este motivo, Estados Unidos ha llamado a las partes a un alto al fuego.
Por debajo, Washington también negocia con los talibán. Piden garantías para la embajada estadounidense en Kabul, un enorme complejo, en el cual se está concentrando todo su personal en el país, a la espera de ser evacuados.
Para el bronce es la frase del ministro de defensa británico: ”los estados fallidos son un terreno fértil para las milicias”. También parece un chiste, por parte del Consejo de Seguridad de la ONU que planteará una declaración en condena de los ataques talibanes que causan muertos, y propone sanciones, pues atentan contra la paz y estabilidad de Afganistán.
Como dicen los observadores en terreno, el gobierno de Afganistán ya no existe; que caiga es sólo cosa de tiempo.