El economista Joseph Ramos se quejó de que la gente tiene demasiada plata, por el IFE y los retiros. Eso es malo porque causa inflación, dice. Ramos es uno de esos académicos políticos que van “donde calienta el sol”. Su vida transcurre calmadamente entre sus viajes a Estados Unidos y Chile. Es popular entre la oligarquía que lo adoptó como uno de los suyos.
Joseph Ramos es uno de esos académicos políticos que van “donde calienta el sol”. Su vida transcurre calmadamente entre sus viajes a Estados Unidos y Chile. Es popular entre la oligarquía que lo adoptó como uno de los suyos.
¿Quién es este académico? Es un norteamericano que estudió ingeniería, llegó a Chile en 1968, subyugado por el encanto de la “llamada revolución en libertad” de Eduardo Frei, un capitalismo “social” que, al final, sólo era capitalismo, como quedó claro posteriormente cuando fracasó estrepitosamente.
En el 2002, el Congreso le dio la ciudadanía por gracia, propuesta por los parlamentarios democratacristianos Edgardo Boeninger, Andrés Zaldívar, Eduardo Frei Ruiz-Tagle y del Partido Radical, durante el gobierno de Ricardo Lagos. Actualmente, es asesor del gobierno en la comisión de productividad.
“Este año se nos pasó la mano con las ayudas”. Ese es el último dictamen de Joe, como le dicen los amigos. “Se nos pasó la mano”, dice. El “nosotros” no es inocente. Refleja los intereses de los ricos. Y estos consideran que todo lo que sucede no es responsabilidad de ellos, no se debe a un sistema, sino que es culpa de la gente.
Los pobres, razona, tienen más dinero en el bolsillo y quieren gastarlo. Según su lógica, eso produce la inflación, no porque haya especuladores y ladrones que suben los precios, como los supermercados y las grandes ferreterías. Tampoco es porque los precios internacionales de productos que Chile importa hayan subido. El hecho de que el alza de los commodities, materias primas, energía, alimentos, sea el principal impulso de la inflación en el mundo, no tiene nada que ver, según este economista.
En su visión de mundo, sólo los ricos pueden tener dinero y gastarlo como les plazca. Cuando lo hacen los pobres, son una amenaza para el sistema.
Los más ricos de Chile han aumentado su patrimonio en un 73% en medio de la pandemia -o gracias a ella. Ellos no inciden en la inflación, pues llevan sus dineros a paraísos fiscales donde no pagan impuestos y roban al Estado.
Propone que “no paguemos” -de nuevo la primera persona plural- “el IFE a ningún asalariado que esté ganando lo que ganaba antes de la pandemia”. Parece que no se da cuenta de que no hemos salido de la crisis sanitaria, y que la mayoría de los muertos y contagiados fueron de la clase trabajadora, que perdieron sus trabajos y tuvieron que subsistir con sus ahorros. Que se va a acordar si no estaba en Chile.
Este hombre, como buen canalla, no dice nada de los grandes robos de los militares, carabineros, políticos. No dice nada de los sueldos millonarios y privilegios de los que tienen los que trabajan en el Estado, como es su caso.
Este mismo Joseph Ramos es uno de los economistas que han orientada la acción de los gobiernos de las últimas décadas. Junto a otros, es parte del desastre en que está el país.
Y así sigue dictando cátedra de cómo deben hacerse las cosas. Para este hombre, no es normal que el pueblo no esté conforme. No lo dice, pero lo piensa: somos unos ingratos que no sabemos apreciar lo que los políticos hacen por nosotros, incluidos sus bonos.
Según un estudio publicado recientemente por la fundación Sol, hoy un 40% de la población está bajo el límite de la pobreza, si se mide considerando el ingreso de los trabajadores, es decir, sin los bonos y el llamado alquiler imputado.
Pero a nuestro economista calcula de otra manera. Si los bonos evitan, apenas, que las personas estén sin un peso y muertes de hambre, él se queja: “¿no hay que dar bonos, si tienen plata y no se están muriendo?”
Uno casi pensaría que es medio tonto, si es que no fuera entero malo.