Por tres votos contra dos, la comisión de constitución del Senado aprobó en general el proyecto de indulto general por razones humanitarias a los presos del levantamiento popular del 18 de octubre. Es un avance, pero mínimo. Sólo la luchando, se podrá liberar a los presos políticos.
La decisión de la comisión del Senado ocurre luego de largas dilaciones. La votación general permite que el proyecto sea visto en la sala, pero después de verán indicaciones y cambios. Se puede prever que muchos serán mañosos. Y habrá más demoras.
La lucha por la liberación de los presos políticos no depende de un proyecto de ley. No depende de si se llame indulto o amnistía. No depende de la buena voluntad de los parlamentarios. Y, ya se vio, tampoco de la convención constitucional. Esa es la verdad.
Darle más vueltas a esa realidad, es desconocer la situación de quienes hoy están en la cárcel, de quienes siguen siendo perseguidos judicialmente, hostigados por Carabineros o cumplen otro tipo de penas, impuestas bajo presión.
Sólo la lucha del pueblo puede lograr su liberación. Y decenas ya han salido, por decisión judicial, gracias a esa gran batalla popular. ¿O alguien cree que luego de meses en prisión por causas amañadas, la decisión de no perseverar de la fiscalía, el cambio de las medidas cautelares otorgadas por los jueces de garantías o las cortes, se debe a que esas autoridades, finalmente, se dieron cuenta de la injusticia que ellos mismos habían propiciado?
La lucha por la liberación de los presos debe continuar, debe ampliarse a todo nuestro pueblo, debe profundizarse. Es una exigencia moral y es una necesidad: el pueblo no puede permitir que sus jóvenes sean tomados de rehenes por sus enemigos.
Por eso, se debe actuar con unidad, urgencia y determinación. No se debe permitir que el propio régimen cree divisiones y desvíe del objetivo: la liberación de los presos del levantamiento popular, por todos los medios necesarios.