La tarea de los viernes

La tarea de los viernes. No dejar que los muchachos presos políticos en las cárceles del Estado criminal y sus familias, estén solos en su lucha. Como todos los viernes, hoy la gente cumplió con la tarea y volvió a Plaza Dignidad. Luego llegaron los chanchos (así les llaman) bien enfundados en su ropa de seguridad, con carros lanza aguas y gases, a sacar la gente que pacíficamente cada viernes, hace su tarea.

El contingente popular llegó a los trescientos, informaron los medios y las redes sociales. Dependiendo del día, la cantidad de pega, el cansancio de la semana, la dificultad en el transporte público, las chauchas en el bolsillo, la cantidad de manifestantes, sube o baja. Hoy eran cerca de trescientos y comenzaron a llegar a las 5 de la tarde. En un tris, se cortó el tránsito y sonaron las cacerolas y las bubucelas.

Estaban dispersos. Desde las cámaras de Galería Cima, que transmite en vivo desde su canal de youtoube, se los veía poquitos, pero eran suficientes para molestar a la autoridad. Se hace notar lo del número, porque a los progresistas les gusta mucho citar la colorida manifestación del millón.

Citan el millón para desprestigiar, eso creen. No les gusta,  en realidad, notar que aunque poquitos, comparativamente decimos, tienen la estatura moral para pararse allí cada viernes, con el cansancio de la semana a cuestas, para hacer ruido por sus hijos, hermanos, amigos, compañeros y compañeras, presos políticos aunque expongan su integridad y su vida cuando llegan los gorilas a reprimir. Sí, porque hay que tener cojones para llegar y quedarse, cada viernes.

Hoy, como el viernes anterior y el anterior, y el que viene y el otro que viene no soltarán la plaza hasta que todos y cada uno de los muchachos pisen las calles nuevamente.

Pasadas las 7 de la tarde, se llenó de gorilas, custodiando una estatua sin jinete, sacando a la gente a empellones. La manifestación bajó hacia el barrio Lastarria donde los gorilas también custodiaban el orden para los comensales en el barrio bohemio. Lástima para ellos, pensaría alguno,  que mientras el patrón disfruta un helado vino blanco, ellos hacen posta hasta que los de la plaza Italia se decidan a terminar la tarea de este nuevo viernes.