La jornada de protestas convocadas por los Familiares de los presos de la revuelta para los días 29 y 30 de julio se extendió como reguero de pólvora por el territorio. La exigencia es clara: Libertad a los presos políticos.

Temprano la Aces se movilizó y desplegaron lienzos en el Metro Salvador, para dar el puntapié de inicio a la segunda jornada de manifestaciones. Libertad, justicia, reparación.

Junto a ello, la decisión, el día de hoy de la Corte de Apelaciones de San Miguel que revocó la orden de prisión del criminal Patricio Maturana, agresor de Fabiola Campillai, y lo mandó nuevamente con arresto domiciliario, y las subsiguientes palabras de la agredida, llamando a tomarse las calles y exigir la justicia, siempre esquiva para los humildes, no cayó en saco roto. Cundió la justa indignación.

La cita era para las 18 horas. Y a ella acudieron cientos de personas que se congregaron en la Plaza Dignidad. La represión no se hizo esperar. La policía actuó como le es propio, de forma bestial y matonesca. Acordes con el espaldarazo recibido por la justicia. Se juran impunes. Lanzaron agua, detuvieron indiscriminadamente, golpearon y apalearon como quisieron.

A las protestas de hoy en Santiago, hay que sumarle las que se realizaron en Concepción y Antofagasta. Esto no termina. Eso es claro. No mientras la demanda por la libertad de los presos y justicia para las víctimas no sea satisfecha.