Cada día puede ser peor: el hundimiento de la Concertación

Hace apenas un mes, la presidenta del Senado, Yasna Provoste, era considerada la próxima presidenta de Chile… o casi. En el anuncio de su candidatura este viernes, sin embargo, se enfrentó a la presión popular y al desastre político de la ex-Concertación.

El guión había sido elaborado con antelación y cuidado. Pero su puesta en escena fue improvisada. Vallenar. Una visita al colegio público de su niñez; las antiguas profesoras emocionadas; el pañuelo bordado; etcétera, etcétera… Después, Plaza de Armas, que allá se llama Ambrosio O’Higgins, como debe ser. Muchedumbre, atril, amplificación, una bandera –“¡no, esa no! ¡nada de flechas! ¡tiene que ser la wiphala!” “¿la wi… qué?” “¡la de cuadritos, poh, la indígena!” “ahhh, ya”- de fondo la iglesia y el boliche “Il Boccato”, el discurso… “vengo de regiones…”

Y ¡zas! ¡ya están ahí estos molestosos! “¡Liberar, liberar, a los presos por luchar!” Los cincuenta adherentes de Yasna Provoste, más la prensa, se aprietan todos un poquito más. Están bajo ataque. De la gente que va pasando o, quizás, algunos que fueron expresamente para eso, surge la voz de la protesta. Le indican de distintas maneras, ninguna especialmente paciente o simpática, que no quieren nada con ella o, más bien, con gente como ella.

Nuestra candidata, que no es ninguna improvisada, a diferencia de toda su operación política, pisa rápidamente el embriague y pone segunda: esto va cuesta arriba. “Acepto este desafío porque aquellos que queremos transitar en paz, aquellos que queremos transformaciones profundas del país, somos muchos más que aquellos que sólo se dedican a gritar y que sólo creen que la violencia puede resolver las dificultades de nuestro país”.

Ya, así que “transformaciones en paz”, como en “revolución en libertad” ¿verdad?

Así es la vida. Del libreto regionalista, feminista, indigenista y de cambios que tenía preparado, Yasna tuvo que retroceder sesenta años, a Eduardo Frei Montalva. De la evocación de una supuesta “independencia”, transitó, en dos tiempos, a las antiguas glorias DC. La necesidad tiene cara de hereje.

Yasna, consciente de que su flashback quizás fue demasiado brusco, buscó morigerar su retroceso a una época más reciente: “soy de aquellos”, agregó, olvidando por un momento la inclusión lingüística, “que, en la adolescencia, en momentos difíciles, en momentos en que se jugaba la vida por pensar distinto, nunca avalé la violencia como método para resolver los conflictos”.

Sí, sin duda. Pero la lucha contra la dictadura fue de un pueblo entero, que puso todo de su parte. No fue del oportunismo DC. Yasna Provoste podría tenerlo presente la próxima que rinda homenaje, como ya lo ha hecho alguna vez en la sala del Senado, a Mario Fernández López, también del norte, mártir de la lucha popular y militante democratacristiano. No se debe falsear su recuerdo. No se debe ocultar que era uno de aquellos hombres y mujeres de nuestra patria que “no negaron la mano a los que en la calle están”, como dice el verso, y no de los que profitan del sacrificio y la lucha librada por quienes enfrentaron a la dictadura directamente.

Pero volvamos al acto. La cosa iba mal y terminó peor. La gran esperanza de la moderación no pudo decir “ni pío” de lo que pretendía plantear. A la prensa sólo interesaba el lío de la Concertación: las malditas primarias con el PS y, ahora, para más remate, los radicales y el PRO. A Provoste le hubiese gustado responder que con muertos políticos -como Narváez, Maldonado, ME-O o Guillier- no se pueden hacer primarias. Pero se mordió la lengua. “Eso lo van a ver los partidos”, indicó, ya bastante choreada.

En efecto, ahí estaban los partidos, en el lejano Santiago fase 3, dale que dale negociando. Obviamente, no lo de las primarias, que le interesan a nadie, sino un acuerdo parlamentario entre el PPD, PS, DC, PR y el PRO, que también se subió al carro. Estuvieron todo el día, hasta que cerraron un trato o algo así. Cuando había concluido la reunión, se acordaron: ¡las primarias! “Sí, sí vamos a hacerlas, los detalles los resolvemos después.”

La verdad es que, de resolver, resolver, no han resuelto nada mucho. Queda hasta el 23 agosto para inscribir la candidatura presidencial, que esa va a ser la de Yasna, eso está claro, y las listas de candidatos para el Congreso, lo que no está tan claro.

Lo que sí está claro es que, hasta entonces, y hasta última hora, cada día va a ser peor para la Concertación.