Se inicia en el Congreso un proceso de acusación constitucional en contra del ministro de Educación, Raúl Figueroa. El gobierno va a querer centrar todo en su lema de “vuelta a clases”, y todo terminará con negociado y un espectáculo parlamentario “para la foto”. Pero, aparte de repetir, una y otra vez, la misma frase ¿qué ha hecho el ministro?
El Ministerio de Educación ya lanzó por la segunda aplicación de un test, el Diagnóstico Integral de los Aprendizajes, en todo el país. Quiere ver qué pasa en los colegios y en los zoom. En primera versión, de marzo de este año, participaron 1.666.503 estudiantes de todo el país. La prueba evaluó el estado socioemocional de los escolares de primero básico a cuarto medio. Académicamente, midió las áreas de Lectura y Matemática en estudiantes de segundo básico a tercero medio. ¿Cuáles fueron los resultados? Los esperables. En los pequeñitos hubo un leve avance en los aprendizajes, pero de sexto básico en adelante, con suerte alcanzaban el 60% de logro. “Estamos ante un terremoto educacional y las réplicas se pueden sentir por años”, exclamó el ministro Raúl Figueroa, y agregó su frase favorita: hay que volver a clases presenciales.
Sí, pues señor ministro, está mala la cosa. Nuestros estudiantes no han aprendido mucho de lo que a usted le interesa. Eso es es real. Pero tampoco es algo nuevo. Pregúnteselo a los miles quienes, desde distintas trincheras, nos hemos sumado a las masivas movilizaciones por una educación digna para nuestro pueblo. Pero bueno, ojos que no ven, corazón que no siente, dicen por ahí.
Entonces vale preguntarse, ¿Qué ha hecho usted, señor Figueroa, para que esos resultados cambien? La respuesta es nada. Ni siquiera lo mínimo para poder acceder a la educación. No entregaron equipos, ni internet a las familias y los docentes. Señor Figueroa, “despabile”: mientras Chile es golpeado por la cesantía, ustedes están preocupados por las pruebas. Mientras nosotros a diario lidiamos con un sistema de salud precario, ustedes se preocupan de la cobertura curricular y los resultados. Mientras miles de familias no pueden acceder a la educación online, ustedes siguen culpando a los profes de los malos resultados. Mientras miles de familias de chilenos y chilenas entierran a sus muertos, ustedes siguen hablando de un retorno presencial seguro. Así de grotesco, así de indiferentes.
Ustedes viven en otro mundo, señor ministro. Nosotros estamos firmes y con los pies bien puestos en la tierra. A nosotros no nos interesan las evaluaciones estandarizadas ni la cobertura curricular, a nosotros no nos interesan los resultados. A nosotros nos importa la vida, la vida de los que son nuestro futuro, la vida de nuestros hijos e hijas, la vida y la felicidad de nosotros, el pueblo. Y claramente sus pruebas no aportan a ello. Mientras ustedes siguen en su burbuja, nosotros seguimos nuestro camino, el de la organización, movilización y lucha. Mientras ustedes están derrotados, nosotros vamos a vencer. No diga después, señor ministro, que ustedes no lo vieron venir.