El general director de Carabineros, Ricardo Yáñez, dijo que “la mentira no tiene cabida” en la institución. Lo repetimos, por si creyó haber leído mal: “la mentira no tiene cabida” en la institución.
Epiménides, el cretense, afirma: “todos los cretenses son mentirosos”. ¿Es verdadera o falsa esa afirmación? Este problema lógico ha apasionado a los filósofos hasta hoy.
La paradoja que pone el jefe de los pacos, sin embargo, está en otra categoría. El problema original era definir qué era un mentiroso ¿alguien que miente siempre, sin excepción, o alguien que miente a veces? Si Epiménides mintió al decir que los cretenses eran mentirosos ¿eso significa que todos los cretenses son honestos o que sólo algunos cretenses mienten?
El punto es que, en el caso de los pacos, nosotros sabemos exactamente cuándo mienten y cuándo, no. Sabemos que mienten cuando quieren zafar de sus crímenes.
La lista no es completa. No incluye, tampoco, los muchos pequeños casos en que usan el engaño y la mentira. Como cuando usan alias, vulnerando su reglamento que exige el uso de parches con el nombre, el nombre de la institución y de la repartición a la que pertenece, taparse el número de identificación de los cascos, agredir a personas y, después culpar a las víctimas de atacar a los funcionarios policiales, etc.
Veamos algunos oficiales de alta graduación que han sido formalizados y que mintieron para cometer sus ilícitos:
De nuevo, son sólo algunos de los jefes, sin contar a los demás, que copian lo que hacen sus superiores, y que deben ser miles los que delinquen, amparados en la mentira y el silencio de su institución.
Es como el pescado, no hay manera de salvar o reformar algo que está podrido en la cabeza.
Lo que se debe hacer es disolverlos.