¿Quién mata a los luchadores mapuche?

En las dos últimas décadas Carabineros ha asesinado a cinco jóvenes. En todos los casos, hay una concordancia en la manera en que mueren y cómo se oculta el hecho. El asesinato de Pablo Marchant tiene esta peculiaridad.

El asesinato de Pablo Marchant no es un hecho casual. Es parte de una seguidilla de asesinatos cometidos por Carabineros como parte de su labor de protección a propiedades de empresas y dueños de territorios en disputa con el pueblo mapuche. El negocio forestal en el sur de Chile mueve a una parte sustancial de la economía de la zona. Tiene nexos con políticos, jueces, autoridades, carabineros y empresarios. Por esa razón, no es difícil de entender hasta dónde llega su brazo castigador cuando alguien insinúa tocar sus bienes.

Frente a la depredación de las forestales y de los dueños de campo, que se sienten pequeños reyezuelos, se han levantado las comunidades reivindicando la propiedad ancestral de la tierra.

La militarización de los territorios es un hecho evidente de los gobiernos “democráticos”, quienes han resuelto apoyar a los latifundistas y empresarios, en detrimento de los razones de los mapuche. No solo quisieron deshacer la reivindicación de tierras con la CONADI, sino que dieron a carabineros la potestad de utilizar material militar en su confrontación con las comunidades, lo que llevó a muertes de comuneros.

La realidad nos muestra un territorio donde los carabineros hacen de guardias particulares de las forestales, que les prestan el terreno para que se instalen y los apoyan en sus salidas. Esto ha provocado hechos “inexplicables” en que personas han muerto a manos de civiles armados y, pese a estar presente en dichos territorios, Carabineros no han detenido a los autores. Ni hablar de los juicios y los tribunales. Reiteradamente ponen todo el peso de la ley sobre los mapuche. Son inculpados y condenados con las declaraciones convenientemente incriminatorias de testigos sin rostro, por el mero testimonio de los mismos carabineros, con montajes y pruebas falsas. Así, los juicios son siempre políticos.

Las muertes de jóvenes mapuches a manos de carabineros es una constante, así como la impunidad que las cubre posteriormente, por parte de los gobiernos. Todas las muertes tienen algunos rasgos en común: son disparos en la cabeza, dados por la espalda y que carabineros ha sido culpables de las muertes, han sido condenados, pero no han cumplido cárcel.

A continuación, para recordar, los jóvenes mapuches asesinados:

Edmundo Alex Lemún Saavedra, de 17 años, fue asesinado con disparos en la frente por el mayor de carabineros Marco Aurelio Treuer, en el fundo Santa Alicia, administrado por Forestal Mininco, en Ercilla el 17 de noviembre del 2002. El carabinero está imputado por el delito de homicidio simple, de manera que pudo llegar a ser coronel. Sucedió durante el gobierno de Ricardo Lagos.

Matías Valentín Catrileo Quezada, de 23 años, fue asesinado por la espalda por el cabo segundo de carabineros Walter Ramírez, en el fundo Santa Margarita, de propiedad de Jorge Luchsinger, el 3 de enero del 2008. El cabo fue sentenciado a 3 años y un día, pero con libertad vigilada. Sucedió durante el gobierno de Ricardo Lagos.

Jaime Facundo Mendoza Collío, de 24 años, fue asesinado por un disparo por la espalda percutado por el cabo primero de carabineros Miguel Patricio Jara Muñoz, del Gope, en el fundo San Sebastián, en Ercilla, en agosto del 2009. El cabo fue sentenciado a tres años de presidio, pero con libertad vigilada. Sucedió durante el gobierno de Michelle Bachelet.

Camilo Marcelo Catrillanca Marín, de 24 años, fue asesinado por un disparo en la nuca por el sargento de carabineros Carlos Alarcón Molina, del Gope, Comando Jungla, en Temucuicui, el 14 de noviembre del 2018. El sargento fue condenado por homicidio a 16 años de cárcel y los 6 carabineros que lo acompañaban también recibieron condenas. Sucedió durante el gobierno de Sebastián Piñera.

Pablo Marchant Gutiérrez, fue asesinado por un disparo en la cara, por carabineros, en el fundo Santa Ana de Forestal Mininco, Carahue, el 9 de julio del 2021.

Estos no son los únicos mapuches asesinados en esta última década, sino que son los que comparten la característica de ser weichafes.

Cuando la causa por la que se lucha es justa, ninguna muerte es en vano.