Los 26 mercenarios habrían salido de Colombia, pasado por Panamá y llegado a Haití vía República Dominicana, específicamente al área turística de Punta Cana y se habrían movido a Puerto Príncipe un día antes de ejecutar la misión. Se supone que estos mercenarios eran quienes debían realizar la tarea, pero para ello, precisaban de apoyo logístico y de inteligencia en el mismo lugar.
Este comando tuvo la entrada despejada para acceder a la residencia de Jovenel Moise, a quien asesinaron de 12 disparos. En las horas posteriores y con el antecedente, según testigos, de que hablaban español e inglés, se comenzó la cacería por parte de la policía y de civiles que trataron de linchar a algunos de ellos. Tres murieron. Sus cuerpos se encontraron en la calle y sobre un tejado.
Los colombianos son todos ex militares, reclutados como mercenarios. Los dos estadounidenses de origen haitiano, según su versión, sólo eran intérpretes de los colombianos. Pero, se sabe que uno de ellos, James Solanges, había sido guardia de seguridad de opositores a Moise. Ambos habían llegado a Haití hace unos meses.
El objetivo del comando habría sido detener al presidente, como parte de la ejecución de una orden de un juez de instrucción, pero que acabó muerto.
El primer ministro interino Claude Joseph habría pedido que Estados Unidos interviniera en el país enviando tropas para salvaguardar la “infraestructura crítica”. Es interesante el pedido, matan al presidente y piden tropas para proteger los bienes materiales del país. Por lo visto, parece ser que más importante es reprimir a su pueblo, que resolver las crisis en que están inmersos los políticos de Haití.