Caen los símbolos como representación del régimen que cae. La ola de quemas de iglesias en Canadá es hoy por hoy la reacción de una sociedad ante la barbarie cometida por la iglesia católica en connivencia con el Estado durante el proceso de asimilación cultural al que fueron sometidos sus pueblos originarios por más de un siglo.
La quema comenzó el 27 de junio cuando fueron incendiadas dos iglesias católicas ubicadas en comunidades indígenas de la Columbia Británica, luego de que se realizara el mayor hallazgo de tumbas -750 nichos, sin nombre- de niños en una residencia administrada por la iglesia.
Al hallazgo le siguió una ola de manifestaciones en las calles. Miles salieron a manifestar su indignación a lo largo del país. La quema de iglesias siguió en la provincia de Alberta. En Calgary, 10 edificios católicos fueron vandalizados y otra decena fueron quemados en el resto del país.
Los manifestantes exigen el fin de la religión católica en Canadá e invitan a la población a dejar de visitar esos espacios y darle autoridad a los sacerdotes católicos.
Las residencias escolares se establecieron en el país a inicios del siglo XIX con el objetivo de “integrar” a los indígenas al país. Se cerraron en 1996 luego de una serie de escándalos de abusos de todo tipo contra los niños indígenas. En total, existieron 139 de estas instituciones. Los niños eran sacados a la fuerza de sus comunidades y enviados a los internados para que olvidaran su lengua y costumbres. Recién en 2017, el gobierno canadiense pidió disculpas públicas y oficiales por el internamiento forzado.