Las rosas rojas que crecen

El 2 y 3 de julio de 1986 se dio una de las protestas más grandes contra la dictadura militar, era un paro convocado por la Asamblea de la Civilidad. El día 2, murió Rodrigo Rojas y quedó en estado grave Carmen Gloria Quintana.

La visión de la Alameda paralizada desde la mañana, donde circulaban policías de civil tratando de disuadir cualquier intento de hacer patente el desprecio a la dictadura, marcaban claramente el estado de las masas. En todo Chile esta imagen de desolación se repetía y se iba haciendo más frontal a medida que caía la noche. No solo había cacerolazos, manifestaciones, sino que se botaban torres de alta tensión, había barricadas, y enfrentamiento con pacos y milicos, sobre todo en las poblaciones. Eran los momentos más críticos de la lucha popular, pues el pueblo había alcanzado niveles nunca visto de defensa territorial y operaban organizaciones militares del pueblo.

Es en ese escenario en que se encuentran dos jóvenes Rodrigo Rojas y Carmen Gloria Quintana. En Estación Central son apresados por una patrulla de milicos, son golpeados, rociados con bencina y quemados vivos, luego son abandonados a las afueras de Santiago, para que mueran.

Rodrigo Rojas morirá, Carmen Gloria se salvará por una red de personas solidarias que la atenderán en hospitales, a costa de sus vidas, y la salvarán para que sea testigo de la crueldad de la dictadura.

En el intertanto, aprovechándose de la fuerza del pueblo que sabía que podía cambiarlo todo y que solo faltaba el golpe final para derrocar a Pinochet, los políticos, los mismos que hoy día defienden el sistema, negociaban con la dictadura para que la salida no fuera una revolución, que los afectaría en sus intereses.  Es más, ese año para la izquierda fue el “año decisivo”, se hizo el atentado contra Pinochet, donde lloraba por la televisión y decía que la virgen lo había salvado. Esa imagen patética reforzó el esfuerzo de lo que sería la Concertación de partidos que forzó la negociación con la dictadura para hacerse del poder años después.

Las rosas rojas que crecen en nuestra patria, son el legado de los que han luchado y han caído por una patria mejor.