Gobierno reconoce su parálisis ante la pandemia

El ministro del Interior admitió que el nuevo “paso a paso”, que prometía concesiones al comercio y una “apertura de la economía”, ha quedado en el congelador. El temor a la variante Delta se combina con su miedo al protagonismo del pueblo: quieren seguir usando políticamente el estado de excepción para frenar movilizaciones.

Rodrigo Delgado, quien es el ministro del Interior de Chile -por si usted no lo sabe-, reconoció lo que adelantamos en estas páginas: el gobierno debió postergar su nuevo plan “paso a paso”. “Pasaron cosas, como los casos de variante Delta, no sólo en Chile, sino que en el mundo”, justificó Delgado. Agregó que “tenemos que tener hoy la prudencia necesaria, estamos recabando información, recabando datos a nivel nacional e internacional”.

¿Qué van a hacer? “Cuando tengamos la certeza de que podemos actuar, vamos a hacer las correcciones que corresponde, tanto en toques de queda, en cuarentenas, y también del nuevo paso a paso”, indicó. Delgado aseguró que “el espíritu sigue siendo el mismo: queremos hacer cambios para poder otorgar mayores libertades, pero siempre el equilibrio con la pandemia.”

Bueno, Delgado, ese el problema: el equilibrio. No lo tiene. El postergado plan del gobierno está completamente desequilibrado. Quieren una “nueva normalidad”, pero les temen a las mutaciones del virus. Defienden la efectividad de su plan de vacunación, pero están comprando vacunas nuevas como locos, negociando con Estados Unidos e Israel para obtener «la Pfizer». Ofrecen “libertades”, pero no quieren soltar el estado de excepción y el toque de queda, que les sirve para frenar movilizaciones populares.  

La indecisión la tapan con la manipulación y la mentira.

Hoy se conoció un nuevo capítulo de la ya famosa paciente de San Javier. El gobierno había dicho que la mujer, que es el primer caso documentado de la variante india o Delta en Chile, llegó al país procedente de Miami y cumplió con todos los protocolos: estuvo cinco días en un hotel de tránsito y que la cuarentena la hizo en su domicilio, en Talca.

Después dijo que no era Talca, sino San Javier.

Cuando se supo que había viajado directamente a San Javier, que había ido al velatorio de su padre, al funeral, a un restaurant, a la verdulería y que había, potencialmente, contagiado a medio pueblo, el Minsal declaró que eso no era verdad. Que había estado en el hotel de tránsito, una noche nomás, es cierto, pero había estado.

Y juró y rejuró que no había ido al funeral (¿cómo podían estar tan seguros? ¿y las otras actividades?).

El ministro Paris reprochó a quienes le enrostraban las mentiras oficiales que no tenían un espíritu humanista cristiano, y aseguró que todo estaba en orden, porque le habían dado a la mujer un permiso “humanitario”.

Ahora, resulta que no es el gobierno el que ha mentido sistemáticamente sobre el caso, sino ¡la propia paciente y sus parientes! Así, al menos, trata de enderezar el asunto la seremi de Salud de la región del Maule.

“¡Fuimos engañados!”, dicen ahora en el gobierno, verdaderos humanistas cristianos ellos, víctimas de gente mala, mala, que no dice la verdad.  

En fin.