Sobre la «pacotón» y otras cosas

Hace unos días, individuos de derecha realizaron una pacotón, con el fin de ayudar a carabineros que han violado los derechos humanos. Según el paco Maturana, quien lanzó la lacrimógena que dejó ciega a Fabiola Campillai, él lo “está pasando mal”.

Desde el 18 de octubre del 2019 algo cambió en Chile. Parece ser que a la derecha se le está desplomando el mundo. No eran ni tantos, ni tan capaces ni tenían altura moral para gobernar un país. Quedaron al desnudo desde su presidente para abajo: una tropa de delincuentes, estafadores, asesinos, psicópatas, inmorales, “piojos resucitados”, arribistas e imbéciles por doquier. Todos los días nos dejan más perplejos, pues a medida que van disminuyendo su número de adeptos, van incrementando su ineptitud. Hasta parece ser que compiten entre ellos por ser más estúpidos.

Ya se veían algunos atisbos de esta estupidez, aún antes del levantamiento popular. Decían “que había que levantarse más temprano”, “que había que comprar flores» porque habían bajado de precio, “cabros, no prendió”. Esta selección es de los más “intelectuales”. Posteriormente, floreció la imbecilidad o, mejor dicho, se mostraron como son y sus peroratas trataban de “los rotos”, “nosotros somos los patriotas”, “hace falta mi general”, “votemos contra el comunismo”, “Chilezuela”, “no a las vacunas”, “el complot de la ONU”, “estamos en guerra” y lo último, como cereza al pastel, “los pacos son buenos”.

Cuando en las poblaciones las personas hacen rifas para ayudar a vecinos con cáncer o enfermedades terminales, familias que no tienen qué comer o que les ha sucedido algún accidente, demuestran humanidad y la moralidad más alta como seres humanos. En el otro lado, en los sectores acomodados, hacen una “pacotón” para ayudar a violadores de los derechos humanos, entre ellos al paco Maturana, que dejó ciega a Fabiola Campillai cuando iba a su trabajo, al paco Crespo, que le disparó a Gustavo Gatica y lo dejó ciego, al paco Luengo de Coquimbo, inculpado de torturas y apremios ilegítimos, al paco Zamora que lanzó a un joven al río Mapocho y al paco Navarro de Ovalle, sentenciado por apremios ilegítimos. Cada uno recibirá 24 millones de pesos. Esa misma gente es la que, cuando los bomberos hacen sus rifas para recaudar dinero, no son capaces de dar ni un peso. En cambio, en las poblaciones dan lo que más pueden a los voluntarios.

Está clara la diferencia moral entre el pueblo y los otros, en estas pequeñas o grandes cosas se ve lo que vale cada clase. Quizás los trabajadores no tenemos tanto dinero, pero tenemos la altura moral para decir que esta gente tiene que dejarnos el poder para cambiarlo todo.