Pandemia: palos de ciego del gobierno

El gobierno no cumplió con su anuncio de presentar este lunes un nuevo plan “paso a paso”, diseñado a la medida del comercio y de su objetivo de abrir la economía. En cambio, reconoció el miedo por la variante Delta y prometió un fondo de salud de 2 mil millones de dólares.

La mesa fantasma Covid en pleno se dio cita en el Palacio de la Moneda para celebrar la tendencia a la baja en nuevos contagios. 4.050 casos positivos se registraron este lunes. Pero al mismo tiempo, la situación en los hospitales sigue siendo dramática. Y la cantidad de muertos, contabilizados según el particular método del Minsal, no baja.

Según el plan del gobierno, en esta fecha, fines de junio, se debía haber alcanzado la “inmunidad de rebaño”. No existe tal cosa, pese a que la vacunación ha seguido progresando. Piñera declaró a Chile campeón mundial de inoculaciones. De paso, confirmó que ahora pretenden inyectar una tercera dosis a toda la población. Además, se vacunarán a los adolescentes y, algo que pasó casi inadvertido, a los niños mayores de tres años.

El efecto de ninguna de esas tres cosas se conoce bien. No existen estudios suficientes que respalden la utilidad de la tercera dosis de Sinovac, sobre todo si se aplica varios meses después de haber completado el esquema original de dos dosis. No existen estudios sobre su efectividad en adolescentes (sólo Pfizer los ha realizado) y menos con niños.

Algo queda claro: al parecer vacunas sobran, y el enfoque del gobierno es insistir en un esquema fracasado. Esperar que la vacunación, por sí sola, termine con el virus, sin incurrir en los costos sociales y económicos de suprimir su circulación. Su plan es: sigamos, nomás; a ver qué pasa. Para eso, Piñera anunció un fondo de dos millones de dólares “adicionales”. Seguramente, es verdad que van a gastar más en comprar vacunas y otras necesidades. Si son exactamente tanto como los US$ 2.000 millones, está por verse. La “creatividad contable” del fisco bajo Piñera es proverbial.

Mientras, barajan y especulan cuánto quedará de su propósito de declarar una “gran apertura” con el nuevo “paso a paso”. Saben que eso, en lo inmediato, va a provocar una nueva ola de contagios. Saben que las mutaciones del virus representan un problema que enfrentan con una tardanza de medio año y que ahora les estalla en la cara. Saben que la llamada variante Delta probablemente ya ha comenzado a circular hace tiempo en Chile, tal como ocurre en los países vecinos. La diferencia es que en Argentina y Perú existe una capacidad técnica de realizar secuenciaciones de muestras del virus de la que Chile carece, debido a la negligencia e ignorancia de este gobierno. En cambio, centran la atención en los casos que sí se conocen: hoy se sumó uno nuevo, un hombre que regresó a Chile proveniente de… ¡Armenia!

Lo saben, pero lo esconden y mienten.

Lo saben, pero no pueden ir en contra de su naturaleza: los intereses de pequeños grupos antes de la salud de la población; su incompetencia y debilidad antes que una estrategia racional y científica; y su ansia de supervivencia política antes que la supervivencia de los chilenos.

Entre paréntesis, antes de terminar y a propósito de engaños: hoy el ministro Paris divulgó una nueva mentira sobre mentira sobre mentira sobre la famosa paciente de San Javier. Ahora dijo que la mujer recibió el permiso humanitario cristiano -no lo busque en la Comisaría Virtual- para ver a su padre “moribundo”. ¡Pero si ya estaba muerto cuando llegó! ¡La mujer fue al velatorio! ¡Y al funeral! ¡Y el permiso era para estar en cuarentena en San Javier, no para juntarse con la familia y contagiar a más personas! Veamos con qué sale mañana.