Parece ser que en Grecia no hay pandemia, miles de manifestantes llenan las calles contra la reforma laboral del gobierno de derecha, que fue aprobada.
Tras los años que la izquierda liberal se hizo del poder y no fue capaz de resolver los problemas de los helenos, volvió la derecha al poder con su eterno discurso de solucionar problemas engañando a los ciudadanos.
El gobierno de derecha griego controlado por el partido Nueva Democracia, ha introducido una reforma laboral que fue aprobada por el parlamento con la mayoría que detenta.
La reforma laboral consiste en dejar atrás la “anticuada jornada de 8 horas de trabajo”, de tal manera que ahora la jornada sería de 10 horas diarias. Se trataría de flexibilización laboral, esto nos parece conocido, donde se trabajaría hasta 10 horas a cambio de compensaciones futuras. Según el gobierno, corregiría “injusticias del pasado”, en realidad lo que se está haciendo es abolir la jornada de 8 horas y reducir los derechos de los trabajadores. La trampa es que el trabajador negocia individualmente con el empleador, lo que implica la imposición de abusos. Al final se impondría una jornada de 10 horas diarias. Además, se limita la convocatoria a paros y huelgas.
Con el nuevo régimen, se quiere retroceder a Grecia a los años anteriores a 1919, que es cuando Europa abolió las 10 horas de trabajo diaria.
Parece ser que la idea “novísima” de los derechistas griegos es parecida a las de los derechistas chilenos que pretendían la misma novedad, también en base a engaños y pretendiendo que es la tendencia mundial.
El pueblo griego no les compra su “cuento”, saben que la mentada “reforma” en realidad es a beneficio de la oligarquía local y para impulsar la inversión extranjera en el país.
La voz del pueblo no fue escuchada y protagonizó un paro en contra de esta reforma, y se sucederán más movilizaciones. En las calles se gritaba “diez horas de trabajo, esclavitud moderna”.
El ex primer ministro Alexis Tsipras, opinó sobre esta reforma laboral: “cuando los gobiernos no están en acuerdo con la mayoría de la sociedad y sus intereses, sus días están contados”.