El helicóptero en el que viaja Iván Duque, presidente de Colombia, sufrió un ataque con fusiles. Reportan al menos seis disparos a la máquina. Como toda información oficial, esta también es dudosa. Suena a tapadera de la brutal represión de las últimas semanas y de la reciente detención de un narco cercano a las altas esferas políticas colombianas.
El helicóptero estaba haciendo su aterrizaje en Cúcuta, luego de que Duque y su comitiva -el Ministro del Interior, de Defensa y el gobernador de Norte de Santander- visitarán Santander, una zona de cultivo de coca. A través de su cuenta de Twitter, el mandatario informó al país que todos estaban bien. El helicóptero recibió entre tres y seis impactos de fusil.
“Una vez más reiteramos que como gobierno no vamos a desfallecer un solo minuto, un solo día, en la lucha contra el narcotráfico, terrorismo y criminalidad organizada que operan en el país. No nos amedrentan con violencia”, expresó Duque.
Sí, este atentado, como el de coche bomba que sufrió la Brigada 30 de Ejército la semana pasada, también en Cúcuta, le viene a Duque como anillo al dedo. Durante las últimas semanas la población ha informado que se está llevando a cabo “una masacre” contra los sectores populares en todo el país.
Aumentan las cifras de muertos, de detenciones ilegales, de desapariciones, tortura y represión de parte de paramilitares, narco terroristas y de las policías, entre ellas, la más brutal, el escuadrón móvil antidisturbios, Esmad.
Además, la cortina de humo le sirve al gobierno para distraer la mirada del arresto de Guillermo León Acevedo, alias “Memo Fantasma”, un paramilitar y narcotraficante vinculado, nada más ni nada menos, a la Vicepresidenta de la república, Marta Lucía Ramírez.
Memo Fantasma inició su carrera en el Cartel de Medellín y luego pasó al paramilitarismo integrando las Autodefensas Unidas de Colombia, hasta el año 1998. Había huido a España y estaba convertido en un próspero empresario, financista de la política colombiana.
Así están las cosas en Colombia. La connivencia de la política, el paramilitarismo y el narco es una misma cosa para el pueblo: barbarie e impunidad.
Al 16 de junio, según el último informe de la ONG Temblores que viene registrando la situación desde que comenzó el paro del 28 de abril, se han identificado 4.285 casos de violencia policial (sin incluir las desapariciones). 43 asesinatos confirmados, efectuados por la policía. 21 en proceso de verificación; 215 victimas por armas de fuego, 1.832 detenciones arbitrarias y se han activado 93 mecanismos de “Búsqueda Urgente”, o sea, desapariciones. Al día 16 de junio había 70 víctimas de lesiones oculares: hoy, 25 de junio, son 80.
Colombia denuncia la paramilitarización de la protesta social y exige se detenga la masacre de su pueblo.