Brasil: con flechas, indígenas pelean contra el saqueo

Ya va una semana que salieron de sus territorios para pelar contra el Estado brasileño que, con leyes amañadas, quiere nuevamente, despojarlos de sus tierras. De eso saben los pueblos en América Latina. La historia del despojo es permanente, porque el capital es voraz y va por todo, hasta los últimos rincones del planeta. No quiere dejarle nada, a nadie.

Ya va una semana que miembros de comunidades indígenas de diversos territorios de Brasil protestan frente al Congreso. Son centenares. 500 son, dice la prensa de la Cámara de Diputados. Vienen a impedir que se apruebe una ley que nuevamente quiere despojarlos de su territorio. Hoy, la movilización que ha sido pacífica, fue atacada con gases lacrimógenos y “bombas de estruendo”. Los manifestantes han respondido con flechas. Hay dos policías heridos y muchos de ellos, a bala, en los hospitales.

Se trata del proyecto de ley 490 que sería votado hoy pero que fue suspendido por la brutalidad de los hechos en los que nuevamente la policía es la responsable.

El proyecto de ley, señalan, “dificulta la demarcación de tierras indígenas porque establece un marco temporal, el año 1988, determinando que solo son tierras indígenas las que estaban ocupadas por población nativa hasta ese momento”,  aunque los indígenas tienen garantizado el derecho a vivir y ocupar sus territorios ancestrales en la Constitución.

Según la Asociación de Pueblos Indígenas de Brasil (APIB), dos indígenas fueron hospitalizados «con heridas graves» y «una decena de niños, ancianos y mujeres tuvieron heridas leves».    Las redes sociales muestran a indígenas gritando y filmando los incidentes con sus celulares entre nubes de gas lacrimógeno.

«Hoy es un día bastante preocupante en lo que respecta a las manifestaciones, pero también a la democracia», declaró en una rueda de prensa posterior Joenia Wapichana, la primera diputada indígena de Brasil.

Entre otras medidas,  el proyecto además entrega al poder Legislativo el proceso de demarcación de los territorios indígenas. Temen que las futuras demarcaciones permitirán la explotación comercial de las reservas naturales.

 Sí, el capital no conoce límites, todo lo quiere para sí. Allá en Colombia, el ejército junto a los narcos despejan las rutas para que transiten sus mercancías, las legales y las ilegales. Acá, en Brasil, el ejército y los mercenarios abren las sendas de la selva para extraer, hasta la última gota, de la riqueza minera y forestal de los pueblos. Y para ello, el régimen con sus leyes, sus parlamentarios, sus funcionarios…

 Como dijo Marx, es la revolución o la barbarie.