Las autoridades decidieron levantar la cuarentena en diez comunas de la capital. El Minsal reconoce que los números de contagio y los otros indicadores no lo justifican. Su argumento: ya llevan más de 90 días en fase 1. Muy cierto. Pero no dicen que son ellos mismos los que impusieron esas medidas fallidas. Es su responsabilidad. Una palabra que no conocen.
En su informe diario, el Minsal confirmó una tendencia a la baja en los contagios nuevos de covid-19. Este lunes se registraron 5.252 casos y 132 muertes. La situación en los hospitales no tiene ninguna variación importante.
Fue la ocasión para que el gobierno informara que diez comunas de la región metropolitana “avanzarán” a fase 2. Se trata de La Florida, Quinta Normal, Lo Prado, Renca, La Cisterna, San Ramón, San Miguel, El Bosque, Padre Hurtado y Calera de Tango.
En otras palabras, se levanta parcialmente la cuarentena en la capital. Como ya conocemos el modo de proceder del gobierno, todo indica que pronto les seguirán más comunas.
Ningún dato objetivo respalda esa decisión. El escuincle ministro Paris lo reconoció en su inimitable retórica: “a pesar de que no han alcanzado valores evidentemente positivos, han logrado ciertos avances. Pero con 90 días de cuarentena se crea una fatiga pandémica y por eso avanzarán”.
La mayoría de las comunas están entre las que tienen la mayor incidencia de casos en toda la región. En casi todas, las infecciones aumentaron durante el período de cuarentena.
El alcalde de una de ellas, Lo Prado, Maximiliano Ríos, se declaró “muy sorprendido con la noticia. Sigue siendo una caja negra para nosotros, por lo menos para mí, una caja negra el Plan Paso a Paso, no se sabe cuándo se avanza, cuándo retrocede”. Pero ya sabemos que la caja negra es la mesa fantasma covid-19, compuesta por Piñera y sus suches, el muy pequeño ministro, sus subsecretarios, otros secretarios de Estado y algún funcionario del Minsal que mira como Piñera decreta quién va a cuarentena y quién sale.
El alcalde Ríos, con casi tierna inocencia, indicó cuál es la principal motivación escondida en esa caja negra: “ahora bien, dicho eso, sabemos que los que se van a beneficiar con esto y están muy contentos, son nuestros queridos comerciantes, los pequeños empresarios, etc. Y eso es una buena noticia”.
El hecho concreto es que hay un absoluto descontrol de las medidas para enfrentar la pandemia. Las cuarentenas se decretan y se mantienen casi indefinidamente, sin que logren ningún resultado positivo. Se sigue con el cuento de separar a las grandes zonas urbanas del país en comunas, como si la ciudad y las personas que la habitan funcionaran según las delimitaciones administrativas. Y cuando todo fracasa, se dice que hay “fatiga pandémica”. Como si alguien distinto hubiese impuesto las cuarentenas en un inicio.
Los mismos que idearon y aplican su plan “Paso a Paso”, son los que dicen que las cuarentenas “son dañinas” y “no funcionan”. Entonces ¿por qué las ordenan? Está claro: lo hacen cuando ellos están con el agua al cuello. La salud y la vida de la población les importa un rábano.
La decisión coincide con dos hechos: Chile superó los 40 mil muertos, según el periódico informe epidemiológico del Minsal, que evita los manejos raros con las cifras que inauguró Mañalich y que sigue su minúsculo sucesor en sus reportes diarios.
El otro hecho es que este inicio de la apertura de la Región Metropolitana es la respuesta al plan alternativo del Colegio Médico que, aunque tarde y de manera insuficiente, trata de poner algo de racionalidad a la “gestión de la pandemia”.
Ya se sabe cómo es con este gobierno. Apenas escucha una débil voz de la sensatez, redobla su apuesta: más incompetencia, arbitrariedad e irracionalidad.
Es la bancarrota. Deben irse.