¿Qué le pasó a Miguel?

Miguel Rojas es una más de las personas que está postrada en una cama a causa de golpes que recibió. La justicia se difumina con una investigación inútil y sin culpables. Responde al mismo modus operandi de las investigaciones contra funcionarios del Estado, que han quedado en nada.

Miguel Rojas trabajaba en la comuna de Independencia. Era el 22 de octubre del 2019. Miguel y un compañero de trabajo habían ido a tomar medidas para instalar unas ventanas. Habían dejado la camioneta en que se movilizaban estacionada en el supermercado Líder. Cuando vuelven, una muchedumbre está saqueando el local. Le rompen un vidrio. Luego llega Carabineros y apresa a Miguel. Su amigo alcanza a huir. Eran cerca de las 14 horas.

No lo encontraban a Miguel. Preguntaron en hospitales y en la 5º comisaría de Conchalí. No estaba en ningún lado.

Había ingresado a urgencia del hospital San José, cerca de las 16:15 horas. El médico de turno, Luis Ruiz Balliva, le diagnosticó una hipertensión arterial; señaló que no tenía contusiones, ni lesiones y que tenía un hálito alcohólico. No registró la participación de terceras personas en su estado.

Antes de llegar al hospital San José, había sido abandonado en el Sapu de Conchalí. Existe un video que muestra cómo carabineros del retén móvil Z-7394 y motoristas lo dejan en ese lugar cerca de las 15.30 horas. Los mismos carabineros de la 5º comisaría dicen que lo habían encontrado saqueando el Líder de Conchalí y que lo llevaron casi muerto a la posta. Las contusiones que traía indicaban que había recibido golpes en la cabeza. Los carabineros que estaban en el vehículo son 9 y están identificados.

Según la PDI, que realizó la investigación, en ninguna grabación de las cámaras del local se ve a carabineros deteniendo a Miguel. Conclusión: son inocentes. Pero no parecen inocentes: han tratado de ocultar por todos los medios qué hizo el reten móvil en esos instantes. Si nada ocultan, por qué no indican quién lo encontró y en qué estado.

Miguel quedó vivo, pero sufre hidrocefalia y no puede valerse por sí mismo.

La justicia, en algún momento, dilucidará lo que le pasó a Miguel. Pero no olvidaremos.