A caucasian soldier smiles as he holds up some cash

Mercenarios del Estado o patriotas de cartón

En Perú, ex militares enviaron una carta a los comandantes generales de las fuerzas armadas y al jefe del comando conjunto de las fuerzas generales. Estos “patriotas” quieren evitar que se reconozca la victoria de Pedro Castillo.

Francisco Sagasti, presidente interino de Perú, se vio obligado a notificar a los firmantes de una carta enviada a los jefes de las fuerzas armadas que su manifiesto contraviene al estado de derecho. Estos ex militares piden que las fuerzas armadas desconozcan la victoria de Pedro Castillo, bajo la pretensión de un supuesto fraude electoral, siguiendo la campaña de la derrotada en los comicios, Keiko Fujimori.

¿Quiénes son estos “patriotas”, que hacen nata en nuestra América Latina? Se los ve levantando las banderas de la derecha, del capitalismo, de Estados Unidos, de «la democracia y la libertad”, de las fuerzas armadas, etc. Campean con sus estultez en Brasil, Bolivia, Chile, Colombia, Argentina, Venezuela y, por supuesto, en Estados Unidos. Generalmente, son personas de estrato medio alto, que han llegado a posiciones encumbradas por la explotación, la usura y el aprovechamiento. No por mérito, como creen ellos, sino, como lo conocemos en Chile, por haber robado las empresas del Estado, por apitutarse en altos puestos del Estado, por estafar y especular, por coimear y por venderse a otros países. Lo que menos quieren es a su patria. Son sectarios, clasistas e, incluso, racistas. Ondean banderas de sus países, pero no les cuesta nada aceptar las prebendas de potencias extranjeras para matar a compatriotas.

Respecto de los militares, se creen privilegiados debido a sus altas responsabilidades, pero lo único que hacen es engordar y ganar dinero a costa de los trabajadores. Sus jefes en el ejército, la marina, la fuerza área, en Carabineros e Investigaciones roban el dinero destinado a la defensa nacional. Todos estos militares defienden sus privilegios. Los gobiernos de turno saben que tienen que mantenerlos cebados para que después defiendan a brazo partido lo ganado. Se convierten así en mercenarios, que obedecen ciegamente a quien les paga. Si les dicen hay que reprimir o matar a su pueblo, lo hacen sin titubear. Y entonces aparecen sus frases manidas: “lo hacemos contra la delincuencia”, “obedecemos la ley”, “hay que luchar contra el comunismo”, “luchamos contra el enemigo externo”, “hay infiltrados de otros países”, etc., todo para salvaguardar sus sueldos privilegiados y sus ingresos adicionales.

Estos “patriotas” que pululan por nuestro continente es lo peor que puede existir, pues sólo los mueve el dinero. Lo interesante que se juntan con toda clase de delincuentes, que hacen calzar sus objetivos: psicópatas, estafadores, oportunistas. No los rechazan porque, al final, son de la misma ralea.

La única forma de vencer a esta lacra “patriota” es la igualdad. Ellos andan a sus anchas cuando existe desigualdad. No podrán prosperar cuando se establezca una auténtica igualdad como seres humanos, sin ventajas económicas, de raza o de otra índole.