Viento y frío. Nada especial en la Costanera de Punta Arenas. Con el aparente afán de mostrar una nota de color regionalista, el candidato presidencial del Frente Amplio, Gabriel Boric, quiso presentar su programa de espaldas al estrecho de Magallanes. Los invitados de Santiago no parecían especialmente convencidos de que fuera una idea tan buena, especialmente porque los discursos previos se alargaban y no calentaban mucho el ambiente. Cuando finalmente le tocó el turno al diputado por ese distrito, un grupo de manifestantes desplegó pancartas y entonó gritos en favor de la libertad de los presos políticos de la rebelión popular de octubre, además de Mauricio Hernández Norambuena, ‘Ramiro’.
La temperatura entre los asistentes del acto electoral súbitamente pareció descender en varios grados. El político, visiblemente nervioso, intentó salvar la situación con la retórica de la tolerancia. “Muchas gracias, también a quienes, legítimamente, vienen a manifestar posturas con las que [sic] hemos luchado siempre, como es la libertad de los presos políticos en Chile”. Ante los aplausos de sus adherentes, el orador pasó al viejo recurso de Ricardo Lagos –“¡yo luché por la democracia, señor!”, y alegó que él estuvo “acompañando a los compañeros en las cárceles… dando la lucha en diversos espacios para terminar con la sistemática violación de los derechos humanos que ha cometido el Estado de Chile.”
Por cierto, esos “espacios”, si es que existen, no incluyen su actividad política, que se distingue por el apoyo a leyes represivas que, justamente, buscan crear más presos políticos, o su respaldo a los responsables máximos de esas violaciones sistemáticas.
La lucha por la liberación de los presos y el fin de la persecución a miles de compatriotas logrará su objetivo, de eso no hay duda. Lo que hace falta es persistencia y mantenerla unida a las demandas del pueblo. ¡Seguimos!