Estados Unidos tiene programada la salida de Afganistán el 11 de septiembre. Ya puso a un reemplazante, Turquía.
Afganistán ha sido un hueso duro de roer para los diferentes países que han intentado doblegarla militarmente. La Unión Soviética envió tropas para apoyar al gobierno afgano, y pasados unos años, tuvo que abandonar el lugar, no solo por el apoyo que tenían los muyahidines de gobiernos occidentales, sino también por lo accidentado del terreno donde eran fácil presa de emboscadas. Después le tocó el turno a Estados Unidos, envió grandes contingentes de norteamericanos y aliados, las varias décadas de presencia militar no mostraron dividendos y han debido de retirarse del país, pero antes dejarán a otros que se encarguen de labores de protección, Turquía se ha ofrecido a ello.
El presidente de Turquía Recep Tayyip Erdogan, hace mucho tiempo ha tratado de intervenir en diversos países, buscando rehacer el sueño de un nuevo imperio Otomano. Ha tenido un éxito relativo en Libia y Azerbaiyán, pocos avances en su lucha contra el Partido de los Trabajadores del Kurdistán, el PKK, en Siria e Irak. Aún así, ahora intenta asumir la seguridad del aeropuerto de Kabul, un punto estratégico para el gobierno afgano. Recibirá ayuda de Estados Unidos en esta empresa.
El gran problema para las ansías expansionistas turcas, está en los talibanes que avanzan inexorablemente hacia Kabul. Cada sitio que es abandonado por los estadounidenses, es tomado por los talibanes, y las tropas afganas incluso no presentan combate, solo se van.
Erdogan no se puede dar el lujo de combatir a los talibanes y ser derrotado militarmente, tampoco puede huir y dejar abandonado lo que se ha comprometido a defender. No parece factible una negociación con los talibanes, pues no permitirán extranjeros en su tierra.