Nuestros presos políticos

No se puede olvidar a los presos políticos de ahora, tal como no se los olvidó en dictadura.

Un preso político es una persona que es encarcelada porque las ideas que propaga son una amenaza para el régimen político. No se los encarcela por cometer un delito, incluso si lo hubiera, sino porque presupone un peligro para el Estado.

En nuestro país, los presos políticos fueron detenidos cuando protestaban contra el gobierno. Fueron inculpados por las policías, que les atribuyeron diversos hechos, y les armaron numerosos montajes. Además, el sistema judicial se encargó de mantenerlos en la cárcel, de manera que la detención se vuelve desproporcionada de acuerdo al delito que se le imputa. Estos dos antecedentes son razón justificada para darse cuenta que se está ante la figura de presos políticos. Esto, sin contar con la presión y amenazas posteriores de los funcionarios policiales y judiciales.

Un preso político es un rehén que el Estado mantiene en su poder para obligar al pueblo a negociar, a rendirse, a bajar los brazos, a sentir miedo. Eso sólo resulta cuando los pueblos son débiles, no cuando un pueblo es capaz de seguir la lucha.

Sólo el pueblo puede liberar al pueblo; y sólo el pueblo puede liberar a los presos. La agitación y la movilización son las armas que se deben emplear para lograr ese objetivo.

Los presos políticos son parte de esa gran lucha que el pueblo está dando. La demanda por su liberación se debe dar junto con otras demandas tan perentorias como ésta. Unidad y movilización, movilización y acción, acción y paro nacional, son parte de la lucha popular para alcanzar, no sólo la libertad de los presos, sino el triunfo de la clase trabajadora.