Un enemigo poderoso

Es interesante como la derecha chilena celebra un triunfo que no es de ella. Mientras, los ganadores celebran de manera reservada, pues ven que algo no se ajusta a su esquema. Ninguno considera lo que quiere el pueblo.

Si entramos a ver las cifras de las segundas votaciones por la gobernación en Santiago, es escalofriante lo que trasunta. Orrego, sumando a la ex concertación y la derecha, apenas logra el 13% de la votación, a eso se han reducido los dos grandes bloques políticos que gobernaron a Chile por 30 años. Y sumando a los jóvenes pro-concertacionistas del Frente Amplio y demases, alcanzan la estratosférica, monumental e impresionante suma del 25% de la votación total. Poniéndonos serios, a la derecha no le alcanza ni para presentar un candidato presidencial, e incluso unidos a la ex concertación con el frente amplio estarían en un déficit de votos.

Al otro lado, “un enemigo poderoso” los acecha, y sabe lo que quiere.

Ya está rayada la cancha para los políticos, desde el levantamiento popular.

  • No queremos más a los partidos políticos que han estado 30 años usufructuando del Estado.
  • No queremos más pacos, ni milicos, ni marinos, ni aviadores, ni tiras, que defienden a los que tienen dinero y reprimen al pueblo.
  • No queremos más empresarios explotadores y usureros.
  • No queremos más el sistema judicial actual.
  • No queremos AFP ni Isapres.
  • No queremos más presos políticos.

Queremos que:

  • El centro de todo sean las mujeres y los hombres que generan la riqueza con su trabajo.
  • Nuestros hijos se eduquen y sean felices.
  • Todos los recursos naturales sean para el beneficio de nuestra patria.
  • Todos tengan un hogar donde vivir dignamente.
  • El pueblo dirija su destino.

Hagan lo que hagan, piensen lo que piensen, nada les resultará si no cumplen con lo que el pueblo quiere. El pueblo dejó claro lo que quiere un 18 de octubre del 2019.