El miedo de los pacos

Por las redes se masificó la llamada angustiante de un ex paco, un suboficial, Esteban Infante que implora ayuda de sus camaradas y unirse para crear un referente para protegerse de la amenaza de perder sus beneficios otorgados por la dictadura militar.

Mientras la institución de los pacos se hunde en el descrédito y la indignidad de sus integrantes, el gobierno todos los días trata de reflotarla. Se preguntan ¿cómo salvarla? Cambiándole uniformes, pintando los vehículos de otro color, no confrontándose con las personas, etc. Nada resulta. No pueden salvar algo que está muerto. No pueden mantener una institución que ha violado los derechos humanos y cuyos integrantes se encuentran en su mayoría impunes. Para guinda de la torta, han probado ser más ladrones que gato’e campo. Ahí la oficialidad, la créme de la créme, lleva la batuta, ejemplos de esto son el pacogate, el caso grúas, el robo a suboficiales, etc.

En la redes abundan los intentos de manipulación, tendencias en Twitter que apoyan a los pacos y el ejército de bots que va en su ayuda. Alguien está pagando todo eso, y no seremos Sherlock pero podemos inferir quién está detrás. También aparecen de vez en cuando, sobre todo pacos de bajo rango defendiendo a ultranza la dictadura militar o a su institución cuando ven en peligro sus regalías.

El caso del suboficial en retiro Esteban Infante, nos muestra como estos individuos o pacos que han gozado económicamente del Estado, ahora ven peligrar su vida dorada y quieren tratar de salvarse, presionando, mediante un partido político de pacos. Toda la institucionalidad construida para protegerlos y garantizarles una vida de privilegios va camino al despeñadero. Partiendo por la constitución de 1980, y todas las leyes que ella sostiene. Infante es el estereotipo perfecto del individuo capaz de matar o torturar sin piedad para defender sus intereses. Esa es la imagen patética que nos queda en la retina, igual que los políticos que hoy lloran por sus regalías, sin importarles su dignidad.