Partió con un diputado UDI enojado con Piñera. Jorge Alessandri dijo que “podría” proponer un retiro del 100% de los fondos de pensiones, para que “no se lo lleven los comunistas”. Pensó que así llamaría la atención. Nunca se imaginó lo que pasaría después…
La idea de autorizar el retiro de la totalidad de los fondos de las AFP cobró una velocidad inusitada. La diputada Pamela Jiles -que había iniciado una consulta virtual con sus seguidores sobre si éste era el momento de pedir un cuarto retiro del 10%- rápidamente, pisó el embriague y cambió de marcha. Un cien por ciento sería ahora. Se le sumaron un DC, Gabriel Silber, la parlamentaria PS por Chiloé, Jenny Álvarez, la PPD Patricia Rubio y el ecologista de la Octava, Félix González.
Que no es juego, lo demostró la bolsa que, como debe ser, se derrumbó, ante la perspectiva de una masiva liquidación del capital financiero. Los fondos que actualmente controlan las AFP equivalen a poco menos de 200 mil millones de dólares.
La idea, por su mera magnitud, es asombrosa. Luis Messina, histórico vocero del Movimiento No + AFP, la calificó de “irresponsable y populista”. Esa opinión provocó burlas entre los defensores del sistema de AFP. Al fin y al cabo, la idea de que se podía reclamar el pago de los fondos de pensión la había levantado, en aquel lejano 2019, el propio Messina, con recursos judiciales en todas las instancias, incluyendo el famoso Tribunal Constitucional. De hecho, fue esa campaña la que motivó a los parlamentarios que elaboraron el proyecto del primer retiro del 10%.
La posibilidad de que se concrete, vía legislativa, el retiro de la totalidad de los fondos parece muy improbable, casi imposible. No tendría precedentes en el mundo. Pero, por otra parte, lo mismo se dijo del primer retiro del 10%. Y ahí están, el primero, segundo, tercero… ¿qué impide el cuarto y qué podría obstar a sacar todo?
Bueno, sí y no. Una ley que autorice semejante paso significaría trasladar una parte sustantiva del sector financiero chileno al consumo y al ahorro personales. Sería como una “terapia del shock” neoliberal, pero al revés. Los dueños del capital y el régimen político harán todo lo posible por evitarlo. Para lograr eso, seguramente estarán dispuestos a conceder un cuarto retiro limitado, de 10% o menos. Es paradójico, porque se trata en el fondo del mismo procedimiento, pero en cuotas; pero la experiencia demuestra que es así.
Pero, visto de otra manera, es bastante seguro que los trabajadores recuperen el 100%, pero no de los fondos, sino de todo.
Muchos creen que esto es sólo un problema de una ayuda financiera ante la crisis económica, otros que es un problema de la reforma del sistema de pensiones. Y quieren resolver, con reformas o medidas, más o menos avanzadas, esas complicaciones. No se dan cuenta que nada de eso existe aisladamente. Lo que está en juego con todo esto es un sistema entero. Ese está bajo ataque por todos lados, en las calles, pero también en su propio terreno.
Cuando un sistema cae, surgen todo tipo de inconvenientes. Hay quienes quisieran evitarlos y revivir, si pudieran, ese orden moribundo. Pero eso no se puede hacer.
Por eso los trabajadores, los que fueron literalmente expropiados de una parte de sus salarios por el gran capital, y los que son diariamente explotados, se plantean que el sistema que reemplace al que está ya en el piso, debe ser dirigido por ellos mismos. Es decir, se plantean tener el poder. Y la experiencia enseña que, en esa materia, no valen las media tintas.
Se viene el 100%, pero de todo.