Las votaciones en la Central Unitaria de Trabajadores han llevado el cambio en la dirigencia nacional, se va Bárbara Figueroa y asumirá José Manuel Díaz. La dirigencia saliente se caracterizó por negociaciones con el gobierno y el mundo empresarial, lo que llevó a nulos dividendos para los trabajadores.
José Manuel Díaz es el nuevo presidente de la Central Unitaria de Trabajadores. Pertenece al partido socialista y es profesor de enseñanza básica. Su lista se quedó con 27 de los 45 puestos de consejeros. Plantea que hay que fortalecer internamente a la CUT y superar la crisis económica sin que lo paguen los trabajadores. Un hecho clave, es que quiere, o al menos así lo ha señalado: fomentar el diálogo social y la movilización.
Su contraparte, la ex presidenta Bárbara Figueroa abandona el liderazgo de la CUT, dejando una impronta de negociaciones con los gobiernos de turno y con los empresarios, con saldo en general negativo para los intereses que decía representar, lo que significó fortalecer a los partidos políticos que están presentes en la central y mermó su relación con el pueblo, que vio nulos avances para la clase trabajadora.
Durante la última década, de hecho, la CUT no se caracterizó por defender los derechos de los trabajadores, por el contrario, se limitaron a ir en busca de ganancias personales, dejando que el costo de tales concesiones los asumieran todos los trabajadores. Con frases y eslogan rimbombantes han querido convencer que se lograban avances, cuando lo que en definitiva hicieron fue transar en las negociaciones con el gobierno y los empresarios.
Durante el levantamiento popular, junto con los políticos, buscaron mantenerse al margen del conflicto, dejando al pueblo trabajador sin la organización que por definición debía salir en su defensa. Todos sabemos que estos sindicalistas son de ese tipo de políticos, que generalmente operan, primero salvándose ellos, luego a su partido y por último a los trabajadores. Lamentablemente, esa ha sido la práctica por décadas del quehacer de la CUT.