En estos días, la Agencia Central de Inteligencia, CIA, ha mostrado una moneda conmemorativa -o de desafío- de la invasión de tropas mercenarias a Cuba en 1961. En una de sus caras se lee “no habrá más fin que la victoria”. Hubo fin, pero no victoria, debido a la resistencia del pueblo cubano.
Las monedas de desafío, son una costumbre militar que sirve para indicar un reconocimiento en una misión y como premio para mejorar la moral. En este caso, fue por una derrota estrepitosa, que no merecía ni una sola moneda.
Se conoce como Playa Girón o, como le dicen los yanquis, Bahía Cochinos, al intento del gobierno de Estados Unidos de derrocar la revolución cubana en 1961. En tres días de combate fueron derrotadas las tropas mercenarias que actuaron bajo la aprobación del presidente estadounidense John F. Kennedy.
Las fuerzas mercenarias adiestradas por estadounidenses y que habían salido de Nicaragua, contaban con 1.500 hombres, con 40 aviones, 5 tanques y 8 barcos, además de material militar menor. Buscaban desembarcar en Cuba, tomar una cabeza de playa y, posteriormente, establecer un gobierno provisional que pediría “oficialmente” ayuda de Estados Unidos.
Fidel Castro asumió el mando directo de las operaciones, en las que actuaron el ejército rebelde, las milicias y los habitantes del lugar en la lucha contra los mercenarios. La victoria de Cuba significó el fortalecimiento de la revolución y un duro golpe al gobierno de los Estados Unidos y su política intervencionista.
La moneda desafío mostrada por la CIA en estos días, nos muestra como el gobierno de Estados Unidos opera impunemente atacando a otros países, vulnerando toda legalidad, siendo capaz de mostrar sin temor sus maniobras desestabilizadoras y no ser juzgado por ellas.
Esta moneda, más que ser algo baladí, es el testimonio de las políticas estadounidenses pasadas y actuales.