¿Quién “APRA” sido?

Un carabinero murió en la zona de Collipulli, luego de ser alcanzado por una bala disparada “desde unos arbustos”, según la información entregada por la propia policía. El funcionario es parte de la comisaría de orden público de Pailahueque, antes conocida como el Comando Jungla. El gobierno grita “terrorismo” y la derecha pide “militares”.

Según Carabineros, el sargento Francisco Benavides era parte de un grupo de policías que se desplazaba en un carro blindado, del tipo Mowag, utilizado en la zona por las fuerzas especiales del cuerpo represivo, ahora rebautizadas como COP. El relato elaborado por la institución indica que el funcionario se había asomado del vehículo, que brinda una amplia protección en contra de ataques externos a sus ocupantes, para cumplir una tarea de “vigía”. En ese momento -dice Carabineros- “ya no había fuego hacia los blindados.” Y justo entonces, un grupo de personas habría abierto fuego “desde un costado y a lo alto” del camino.

Los altos oficiales no explican de cómo una “emboscada” puede ser “sorpresiva”, si previamente ya hubo “fuego en contra de los blindados”, un incidente que mencionan al pasar.

El proyectil mortal ingresó exactamente en la pequeña sección debajo del brazo que no está cubierta por los chalecos anti-bala de tipo militar que usan los efectivos de fuerzas especiales desplegados en la zona.

Previamente, la policía había actuado en contra de comuneros que se habían manifestado en contra de la empresa alemana WPD, dueña del parque eólico Malleco, erigido en territorio mapuche.

El hecho merecería una investigación amplia, aunque sea para determinar la causa de las inconsistencias de la versión oficial de Carabineros. Es dudoso que eso ocurra. Y más dudoso es que se establezca quiénes son los verdaderos responsables de la muerte del policía.

Lo que sí es seguro, es que el gobierno agitará el fantasma del terrorismo, la derecha exigirá una intervención del ejército, los terratenientes y guardias blancas de la zona, como el grupo “APRA”, amenazarán y provocarán. Y es bastante seguro que, pasado un tiempo, aparezca algún inculpado de los hechos -mapuche, por supuesto- que será acusado y condenado con pruebas tan febles y dudosas como las historias de Carabineros.