Lisette Villa murió asesinada en abril de 2016. Hoy comenzó el juicio oral por su asesinato. Están formalizadas cuatro funcionarias del centro Cread Galvarino donde estaba recluida la niña. Dos de ellas enfrentan cargos de homicidio. Lisette recibió “apremios ilegitimos”. Para reducirla, una de las funcionarias, que pesaba cerca de 90 kilos se le subió encima y la ahogó.
Así de cruel es lo que sucedió. No debiéramos escribir sobre esto. Más bien, en este minuto de fama, Yasna Provoste, presidenta del senado y militante Demócrata Cristiana debiera salir pidiéndole perdón al pueblo de Chile por todas las aberraciones cometidas contra las niñas y niños en los centros de reclusión del Sename. Ese lugar donde el partido de Patricio Aylwin, Fuad Chaín, Carolina Goic, Carmen Frei y tantos otros “honorables” se han financiado durante treinta años, a costa, repetimos, del sufrimientos de nuestros niños y niñas.
En 2016 el Estado entregó a la red Sename, a través de los organismos que administran los centros, administrados por personeros y empresarios ligados a la Democracia Cristiana, la módica suma de $135.601.674.676 (léase bien: $135 mil millones).
La fiscalía ha pedido siete años de presidio para las dos funcionarias acusadas del homicidio: Conne Fritz y Thiare Oyarce. Para Jéssica Figueroa, coordinadora de turno, y Mónica Monje, ex directora del Cread Galvarino, ha pedido 3 años y un día “por no haber evitado la muerte de Lissette Villa”.
¡Cadena perpetua les daríamos a los miembros de esa red de corrupción llamada Partido Demócrata Cristiano!