Votar contra el asesino

Las noticias vuelan. Una diputada, antes de cerciorarse que estuviera «en directo», dijo en televisión: «¡vengo a votar en contra del asesino concha de su madre, asesino igual que Pinochet”. Eso se transmitió, pero fueron las redes sociales las que masificaron el mensaje.

Hay muchas personas que no ven televisión hace mucho tiempo. No es que antes lo hicieran, sino que, a la hora de las noticias, buscaban saber qué había ocurrido en el país y en el mundo. Otras muchas, también escuchaban la radio, una manera alternativa y más inmediata. Sobre todo después del terremoto del 2010, la radio demostró que podía ser un canal de información importante.

Todo esto se trastocó el día 18 de octubre del 2019, debido a la manipulación y la desinformación que la televisión entregaba. Muchas personas optaron por informarse por las redes sociales. Éstas ya se habían probado como fuentes eficaces en el llamado a manifestaciones y en la rapidez de mostrar lo que ocurría en diferentes lugares, algo que no podía ser replicado por ningún medio televisivo de noticias. La radio hizo el intento de llevar esa inmediatez mediante personas comunes que se transformaban en corresponsales, pero también fue superada por las redes sociales, porque, al igual que la televisión, las noticias eran manipuladas.

Hoy día en el país, la manera de informarse preferentemente se hace por las redes sociales y sus diferentes opciones. Permiten disputarles el poder a los grandes medios de comunicación e incluso visibilizar los grandes temas que afligen a la sociedad y a nuestro pueblo.

Los grandes diarios chilenos como El Mercurio, que indicaba el rumbo que la oligarquía quería imponer, La Tercera, La Cuarta y otros, hoy no tienen ningún poder real. Hoy sólo sirven a una pequeña clase que goza con su lectura. Los canales televisivos no comprenden todavía mucho lo que pasó, persisten en entregar información basura y manipulada, mientras el resto del día tratan de «rellenar» con algo que les traiga rating. La radio se transforma en una pasadora de noticias sin fin, emulando las redes sociales sin serlo.

La eminencia de las redes sociales es importante. Pero no es definitiva. Es una herramienta que permite liberarnos de otros medios que quieren oprimir a la población mediante noticias inducidas y muchas veces falsas. A su vez, no pueden transformarse, como los medios obsoletos, en una realidad alternativa. Pertenecen a grandes conglomerados que pretenden controlar la información. Deben ser usadas para unirnos, movilizarnos y lograr lo que le interesa al pueblo.

Cualquier cambio siempre va a pasar por nuestra acción y por la capacidad del pueblo para ampliarla y difundirla.