Primero de Mayo: la fuerza está en los territorios

En la Villa Los Copihues de La Florida se vive un nuevo primero de mayo. No es un día para descansar. Es una jornada más de lucha.

El Primero de mayo, para nuestra clase, no es un día de descanso, es un día de trabajo. Una fecha para pasar revista. Para reconocernos, fortalecernos, revisar la experiencia. En La Florida , en la Villa Los Copihues, diversas organizaciones populares, así lo decidieron y así lo hicieron.

El lugar de reunión fue la plaza Salvador Allende, en la calle Los Aralios, a un costado de la Junta de Vecinos. Allí llegaron temprano los organizadores. La tarea incluía levantar la olla común de cada día. El menú elegido: pizza. La feria y sus trabajadores se pusieron con las verduras. Otra vecina muy colaboradora, puso el queso. Y otros trajeron la harina.

Mientras se prepara el acto cultural, bulle de actividad la población. Una comisión de vecinos, integrada por la asamblea de Los Copihues va entregando volantes. «Con el poder del pueblo, ¡vamos por todo!». Esa es la consigna. ¡Feliz día del trabajador, vecino, vecina! Los interpelados sonríen. Es la confianza de estar entre los nuestros. Hay abrazos y saludos. Leen los volantes. Algunos responden: «¡Esa es!, ¡tenemos que ir por todo!, ¡ya basta de esta miseria!»

En su silla de ruedas, doña Teresa, mientras lee, se queja: «¿por qué estamos como estamos, si sabemos que podemos con esto, y con muchas cosas más? Nosotros levantamos el país, todos los días. Cuando nos enfermamos salimos a trabajar igual. No importa si llueve o si no. ¡Nuestro poder es invencible! ¡Tenemos que, por un carajo, ponernos a la cabeza!»

Cada número artístico, refleja el descontento con las elecciones, con los políticos, con Piñera.

Cuando ya la actividad terminaba, los organizadores observaron que aparecieron algunos candidatos. Estaban sacándose fotos, aprovechando el espacio y la concentración popular. La indignación y el rechazo fue generalizado. Avisada la presentadora, los puso en evidencia ante los concurrentes al acto, poniendo hincapié en el carácter del mismo y en que, digan lo que digan, ellos son igual que Piñera. Tuvieron que abandonar el lugar, mientras los gritos de: «¡váyanse pa’ la casa!, ¡fuera, fuera!», sonaban a sus espaldas.

La lección en la Villa Los Copihues es clara. Es la misma que se replica en cada territorio popular. En cada olla común. En cada iniciativa, por modesta que sea. Hay que seguir luchando, hay que seguir organizando. Hay que confiar en el poder de los trabajadores. Hay que ir por todo.