Marib es un enclave yemení, que hoy está a punto de ser tomado por los hutíes. Su importancia geográfica y de recursos naturales, la convierte en un lugar que los sauditas deben dominar para mantener la guerra civil en curso.
El año 2011, una revuelta popular derrocó al presidente de Yemen, Alí Abdala Salé, que había estado 33 años en el poder y, fue sustituido por Abd Rabu Mansur Hadi. Sin apoyo popular, el gobierno pierde sustentación y se reactivan las luchas internas. El año 2015 el movimiento Ansarolá, los hutí, tomaron Saná, la capital del país e hicieron que Hadi se exiliara. Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Baréin, Kuwait, Qatar, Egipto, Jordania, Marruecos, Sudán y Senegal, apoyados por Estados Unidos, Reino Unido y Francia, atacaron a los hutíes, con el fin de restaurar el gobierno defenestrado de Hadi. Esto, amplió el conflicto y la guerra civil, apoyada por fuerzas extranjeras, alcanzando todo el territorio yemení. En el trasfondo, estaba el temor de la expansión chiita de los hutíes, apoyados por la república islámica de Irán.
En el transcurso de la lucha, se ha demostrado la pericia de los combatientes hutíes, que con alpargatas y en pequeñas escuadras han acabado en el terreno con fuerzas superiores. Ni el dominio aéreo saudita y los bombardeos indiscriminados ha mermado la voluntad de luchar. Al contrario, han redoblado sus esfuerzos y han pasado a la ofensiva tanto terrestre como aérea.
Hace ya un tiempo se ha ido estrechando el cerco en torno a las fuerzas del gobierno apoyado por Arabia Saudita y sus aliados. Han sufrido derrotas desastrosas, que en cualquier otra contienda requeriría negociaciones y cambio de quienes están dirigiendo las operaciones. Sudán ha visto caer miles de soldados que conforman una fuerza mercenaria auspiciada por su mismo gobierno. Arabia Saudita recibe diariamente cohetes y drones que impactan zonas militares dentro de su país.
En resumen, las fuerzas aliadas que luchan contra los hutíes, no han podido vencerlos, pese a que cuentan con dinero, vehículos de todo tipo, una fuerza aérea poderosa, el amparo de países como Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Israel, Turquía, Emiratos Árabes Unidos y otros. Además, tienen el acceso a mercenarios de todo el orbe, incluidos latinoamericanos (salvadoreños, chilenos, colombianos, panameños), que van a “ganarse la vida” matando seres humanos.
En Marib, una ciudad yemení al norte del país, que tiene una importancia geográfica y económica, se desarrollan combates que podrían definir la consecución de la guerra. Los hutíes están a las puertas de la ciudad, bastándole un impulso final para tomar el bastión. Con su captura no terminará la guerra, sino que obligará a la contraparte a negociaciones serias que darían esperanzas a millones de yemeníes de vivir en paz.
Una fuerza popular apoyada por su pueblo ha logrado vencer a fuerzas superiores, sólo con voluntad y perseverancia, han demostrado que aún en tiempos de guerras tecnológicas, lo que hace la diferencia es la lucha de un hombre por lo justo.