Piñera capitula ante la presión y lanza «su propio» retiro del 10%

Aislado en La Moneda, Piñera golpea delirante la mesa. ¡El Ejecutivo presentará su propio proyecto de retiro del 10%!. Todo es improvisación. Lo relevante. Ante la presión popular, el gobierno cede.

Asediado por el poder popular en las calles y sometido al aislamiento de la propia derecha, Piñera finalmente se rindió… Pero, fiel a su estilo, aún en la derrota pretende sacar alguna ventaja: presenta su propio proyecto de retiro del 10%, confiado en que los parlamentarios le darán una aprobación exprés en el Congreso.

Ya que Piñera no puede estar en los premios «Oscar», al menos puede interrumpirlos. Citó a la Moneda a los ministros del comité político y los candidatos presidenciales de la derecha para anunciar su solución a la última crisis política de su gobierno. Como en otras ocasiones, el Ejecutivo patrocina su propio proyecto del 10%. La letra chica: reemplaza el retiro de fondos para los pensionados de rentas vitalicias con un «anticipo», o sea, un crédito que se deberá devolver, en cuotas a las compañías aseguradoras. Además, para quienes tengan ingresos más altos, los fondos retirados serán considerados como una renta. En otras, palabras hay que pagar impuestos sobre ellos. Adicionalmente, Piñera anunció un aumento en las cotizaciones de los trabajadores a las AFP en un punto porcentual. El Estado pagará a las AFP el equivalente a otro punto porcentual.

Pero hay un «cariñito». 200 lucas para quienes no tengan fondos en sus cuentas individuales. ¿Cuántos son? Según se informó, tres millones de trabajadores quedaron en esa situación luego del segundo retiro. Lo que no se dice, es que los que siguieron cotizando en enero, febrero, marzo y abril, sí tienen fondos, aunque sea 20 o 30 mil pesos.

Ahora, la cocina sigue en el Congreso.

¿Cómo se llegó a esto?

En medio de la peor crisis sanitaria, económica, política y social, Piñera, repudiado, aislado y derrotado, envió el proyecto del tercer retiro del 10 % aprobado por el Congreso al Tribunal Constitucional. Con ello, nuevamente se ganó el reproche de todo el país. ¿Es posible que sea tan estúpido de no advertir las consecuencias de su impopular decisión? La verdad, no tenía más opción. Durante las últimas semanas, los grandes grupos económicos, los políticos de todas las tiendas, vienen “negociando” a sus espaldas los términos del endeudamiento actual y futuro del Estado. Se discute el contenido de una reforma tributaria, la responsabilidad y ajuste fiscal necesario y “aconsejado” por el FMI, como medidas para paliar los efectos de la crisis. Las ideas de Piñera, al igual que su aprobación (9%), ya no tienen acogida en ningún sector.

En su estilo altanero, el gobernante dio un grito de advertencia y ofreció un salvavidas de plomo: o se alinean todos bajo la figura del presidente o todos correrán su misma suerte. Ciertamente cedió en todo a fin de pretender sacar ventaja y dirigir el tinglado y sus arreglines que, como siempre, apuestan a que los trabajadores paguen los costos de esta crisis con su trabajo y ahorros previsionales.

La conversación en la cocina

La situación es grave, dada la incapacidad de los partidos políticos, no poseen una estrategia para salir de la crisis. Entretanto, su régimen se derrumba. Sin embargo, el Estado deberá continuar endeudándose y el problema estriba en cómo se soportarán dichas deudas. Aquí se han propuesto ideas como ajustes presupuestarios y mayor austeridad fiscal, pero que no se condicen con iniciativas de una renta básica universal, ingreso solidario de emergencia o el impuesto a los súper ricos. Hasta ahora, Piñera no tiene nada que ofrecer, pese que se aproximan elecciones, y la derecha, precaviendo una catástrofe electoral que los despoje de sus cargos y prebendas, apunta al gobierno, lo presiona y lo acusa de “indolencia”. Por eso, se alinearon con el supuesto bloque opositor y aprobaron en el parlamento este tercer retiro, dejando a Piñera en un callejón sin salida. En medio de todo, surge la amenaza de una segunda acusación constitucional, que sólo viene a enrostrarle su absoluto aislamiento y el hecho de que nadie quiere figurar a su lado.

La pandemia es el motivo que explica la continuidad del actual gobierno, pero también porque todos los miembros del régimen político proyectan su destino en la suerte de Piñera. Y él lo sabe. Por ello, se resguardan con el estado de sitio, las fuerzas armadas en las calles, el toque de queda y en la constitución repudiada por el ochenta por ciento del país. Aún así, están al tanto que deben actuar juntos para conservar un mínimo cauce político institucional que atenúe una crisis política abierta.

Se sigue cocinando

Con su apuesta de última hora, Piñera intenta alinear a la Derecha con su «propio» y «nuevo» proyecto de tercer retiro de fondos previsionales, reconociendo así que el IFE y bono de clase media, no tuvieron acogida de nadie. Pero todo es improvisación. Existe la posibilidad de que el tribunal constitucional, expuesto y en una situación imposible, esta vez y por cualquier vía, no declare inconstitucional el retiro para no tener que asumir la responsabilidad por el caos político actual. Al fin y al cabo, el tercer retiro se aprobó por dos tercios. ¿Cómo se podría declarar inconstitucional una reforma a la constitución? Con ese quórum, el Congreso podría, si quisiera, abolir el cargo de presidente de la República. ¿Por qué no va a poder modificar transitoriamente las facultades de iniciativa legislativa del Ejecutivo?

Los fraudulentos de Lavín, Desbordes, Briones y Matthei, a regañadientes han debido apoyar a unos inexpertos ministros en la desesperada tarea de persuadir a quienes precisamente le propiciaron esta nueva derrota política. Ingenuamente simularan algo de unidad durante esta semana para así recurrir a sus compadres de siempre, “la oposición”, quienes, en palabras de la presidenta del Senado, habían cerrado cualquier posibilidad de negociación, para pactar este redelineado retiro aparentemente más amplio y beneficioso, a cambio de ceder en términos de responsabilidad y ajuste fiscal en la futura reforma tributaria.

Sólo de esta forma, la de siempre, creen, impedirán el descalabro electoral de este año. Lo cierto es que todos, de lado y lado, saben que, pese a que se realice el tercer y cuarto retiro, tienen sus horas contadas. Esta vez, los trabajadores vamos por todo.