Ni siquiera en su día pudieron celebrar como se merecen. Los niños, niñas y sus familias del sector conocido como La Cachimba de Antofagasta recibieron- como es ya un hábito- a un convidado de piedra a la celebración. Carabineros de fuerzas especiales, “los pacos”, “la yuta”, “los perkines” aparecieron sin tarjeta de invitación. Su conducta […]
Ni siquiera en su día pudieron celebrar como se merecen. Los niños, niñas y sus familias del sector conocido como La Cachimba de Antofagasta recibieron- como es ya un hábito- a un convidado de piedra a la celebración. Carabineros de fuerzas especiales, “los pacos”, “la yuta”, “los perkines” aparecieron sin tarjeta de invitación. Su conducta fue la de siempre. Hostigar, acosar y pasearse como matones a sueldo.
Eso impidió que la caravana de vehículos que sacaría a pasear a niños y niñas, y que estaba proyectado para el mediodía, tuviera que esperar hasta pasadas las 3 de la tarde, hora en que las fuerzas represivas se retiraron de la población.
Ese aire de tiranía en la zona integrada por las poblaciones Villa América, Cirujano Videla, y Villa El Salto, aledañas al acceso nororiente de la comuna de Antofagasta, impera y ha perdurado durante los 10 meses que han transcurrido desde el inicio del proceso de movilizaciones impulsado por el pueblo el 18 de octubre. Es evidente que intentan transformar la vida de la población en un infierno. Minar la moral del pueblo. Es el mensaje para quienes desde el levantamiento y en todas las poblaciones de Chile han salido a luchar por conquistar una vida digna.
Los vecinos y vecinas del sector acusan que “los pacos” de fuerzas especiales llegan con todo el armamento y las máquinas de represión, instalándose en calles, pasajes y en los cerros que circundan esos barrios por el oriente, en una actitud agresiva, prepotente y de atropello a la dignidad de las personas, lanzando insultos con gestos y palabras, en un accionar que refleja la brutalidad que ya conocemos.
Allí ha habido múltiples enfrentamientos entre fuerzas especiales y jóvenes del sector. Carabineros llega a reprimir las protestas. Los vecinos están con los chicos, y los respaldan con caceroleos desde las puertas o ventanas de sus casas. A cambio, sus domicilios son “generosamente” bañados en gas lacrimógeno, provocando problemas serios en quienes padecen problemas respiratorios, como asma, y el terror y el llanto de los niños y niñas.
Hay quienes se han animado a entablar diálogos para pedirle a carabineros mesura y control. De vuelta han recibido desprecio y un: “si no le gusta y le molesta, porque no se va a vivir a otra parte”.
A tanto llega el hostigamiento y amedrentamiento que el gobierno ha ordenado ejercer en la zona, que La Cachimba es el único lugar de Antofagasta en que carabineros detienen y se llevan a la comisaría a quienes osen pararse en las puertas de sus casas o salgan a comprar el pan cuando ellos andan por el lugar. De tal forma, los vecinos y vecinas deben esperar a que sean las 10 u 11 de la noche para ir a comprar pan u otros alimentos que necesiten, al almacén que está al lado de la casa o en la esquina de la cuadra.
Así, entre insultos, gases tóxicos, disparos de escopetazos, chorros de agua disparados a presión, incluso invasión de hogares sin orden judicial, a veces con resultado de daño de muros o techumbres, transcurre la vida en el sector de La Cachimba.
La estrategia que el gobierno está desarrollando persigue, por una parte, poner a los vecinos y vecinas en contra de las acciones de movilización y de protesta, y por otra, otorgar a estos hechos un aire de normalidad, para extender gradualmente la presencia permanente de fuerzas especiales en otras zonas de la ciudad y en áreas de otras ciudades del país, donde la lucha del pueblo se ha desarrollado con mayor masividad y persistencia.