Sí, sí. Está bien. Convengamos que Víctor Pérez Varela, “flamante” nuevo Ministro del Interior, puede, con gran dificultad, organizar un asado.

Pero… ¿Esas molotov, Vitoco? ¿Para fortalecer el argumento de que “los comuneros iban a quemarlo todo”?. Sabemos que con esas imágenes podrías convencer a Schalper, quien diría que es prueba irrefutable. O bien a algún sobrealimentado latifundista local. Ya, sí, hasta a Piñera, a regañadientes, quien podría hacer algunas observaciones sobre lo ancho de la mecha, o la cantidad de bencina. Pero… ¿Seguro piensas convencer al pueblo que ese cóctel molotov era de verdad?

¡Patético todo! Y eso sólo demuestra el nivel de mediocridad. Asimilable al montaje de machetes de Felipe Harboe, durante el 29 de marzo del 2007, en la USACH. Son una tropa de directores de pacotilla. Y sólo dan para anécdota cuando haya que enumerar “los montajes más charchas que creó el gobierno de Piñera y de Bachelet”, en asados con nuestro pueblo, obviamente.

A propósito del pueblo, ¿Sabe usted cómo reaccionó el martes en la mañana, Sr. Pérez? ¿Se lo puede imaginar? Riéndose de todos ustedes. Los memes coparon las redes sociales, compitiendo en dosis de humor y creatividad. Todo el mundo halló “elementos explosivos” en sus casas. En los wáter, en la lavadora, en tazas, vasos, choclos, ampolletas, bebidas en lata, entre un sinnúmero de artículos. Y todo eso fue hecho por los peñis, y sus redes en las diferentes ciudades en todo el país.

¿Tal vez será hora de salir a los medios a declarar que “los elementos explosivos tipo molotov”, hallados éste martes en todo el país, sólo demuestran que los mapuche cuentan con una red de vasta extensión, similar a algún mega súper poderoso grupo terrorista? Lo decimos, a modo de idea para darle finiquito a la picante obra de teatro que se montó en las municipalidades. Considerando que ese es el nivel al que puede aspirar, señor Ministro.

Esta es nuestra respuesta al miserable ridículo que hacen. Relegarlos al rincón de “las farsas” de la historia. Porque éste tiempo no tiene como protagonistas ni a latifundistas, ni a senadores, ministros, ni menos a esperpentos como Piñera. Éste tiempo tiene sólo un protagonista: el pueblo.